Estudio bíblico 1 Crónicas 7, 20 – 24: “De la desgracia a la oportunidad de mejorar la vida”

La pastora y profesora Juliana Alonso analiza de que que modo la “desgracia” se transforma en oportunidad para mejorar la calidad de vida de otras mujeres y sus familias.


La Red de Mujeres y Justicia de Género presentó esta semana su estudio bíblico 26, en el que la pastora y profesora Juliana Alonso, del programa de "Con perspectiva de Género SEMLA" del Seminario Luterano Augsburgo de México, desarrolla un análisis de 1 Crónicas 7, 20 – 24 visualizando el modo en que Seerá logra devolver la esperanza a su familia y a su circulo inmediato, logrando sobreponerse a un contexto patriarcal y la depresión familiar, producto de la tragedia y la pérdida. De esa manera, puede ser un espejo en el que se puede mirar actualmente desde los contextos que toca vivir.

En primera instancia analiza en contexto en el que se relata la historia de una familia que vive al menos tres momentos. Primero, los hijos de Efraín roban ganado y por dicha acción son asesinados. Entonces, la familia se enfrenta a la pérdida de dos varones, que en este contexto implicaba no solo la pérdida de hijos, sino la posible pérdida de la propiedad y el “honor”. Luego destaca la tristeza de Efraín de no tener descendencia, no logrando encontrar consuelo. Luego surge el relato de la aparición de un nuevo hijo, que a su vez tiene una hija llamada Seerá, que nace en un contexto de “desgracia” familiar, azotados por la muerte, la tristeza y la desesperanza.

En segundo término, la pastora Alonso destaca desde lo que considera una “mirada femenina”, que el texto no da más detalles sobre la vida de esta mujer, pero al recurrir a la hermenéutica de la sospecha, analiza que quizás esto se deba a un contexto patriarcal y a la compleja historia familiar. Sin embargo, a partir de este acercamiento “se puede decir que Seerá rompe con los esquemas de su época, pues es notorio que lucha para que su voz sea escuchada, su trabajo sea reconocido y para desarrollar su liderazgo en un contexto donde los hombres eran quienes ejercían este tipo de actividades”, analizó.

En la última parte, la autora realiza “un vistazo a la realidad”, en la que determina que en medio de situaciones complejas como la violencia, opresión, silenciamiento, intimidación y minimización hacia las mujeres, se puede retomar el relato de Seerá, que no permitió que el pasado de su familia, teñido por la muerte, depresión, desesperanza; así su propia historia en un contexto patriarcal, la limitaran o la detuvieran. De ese modo, la “desgracia” se transforma en oportunidad para mejorar la calidad de vida de otras mujeres y sus familias.

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Red de Comunicaciones - LAC