Vivir el ecumenismo desde la reconciliación

Oración por la Unidad de los Cristianos en la Iglesia San Pablo en Lelydorp, Surinam. Foto: ELKS

 

PARAMARIBO/Surinam (LWI) – La semana de oración por la unidad Cristiana permitió que muchas iglesias afirmen su vocación ecuménica. Reza Karg de la Iglesia Evangélica en Surinam (ELKS) comparte su experiencia.

La Congregación San Pablo en Lelydorp celebra cuatro servicios ecuménicos al año iniciando con la Oración por la Unidad de las y los Cristianos. “Debido a que soy de la iglesia Luterana y el tema fue la Reforma y Reconciliación, el comité organizador me preguntó hacerme cargo del sermón, lo cual acepté” comparte Karg.  Pero Karg se sintió mal sobre la historia de la reforma que resumió que los errores de la iglesia Católica que originaron las acciones de Martin Lutero. “Para decirles la verdad esto me entristeció […] me sentí lastimado porque las palabras pronunciadas debieron ser dolorosas para el sacerdote de la Iglesia Católico romana […] quien es mi hermano y vecino, con quien me gustaría estar en paz y tener una relación saludable hacia la unidad”. A continuación sus reflexiones a partir de esta experiencia:

Reconciliación fue la primera palabra que pude pronunciar. ¿Cuándo usamos esta palabra? Lo usamos cuando hubo dolor, cuando [alguien] ha sido lastimado. Debe haber habido dolor, de lo contrario no se usa la palabra. Estar separado de la Iglesia Católica Romana no me da orgullo aunque me siento en casa en la iglesia Luterana y en la tradición Luterana. Es una tradición que tiene grandes similitudes con la Iglesia Católico Romana y que aprecio. La pregunta ¿cómo lidiar con un pasado de separación?
 

Durante el momento de oración

 

La mañana del servicio ecuménico tuve [una] experiencia. Al caminar fuera de la iglesia había un hombre saludándome con una gran sonrisa. La forma de saludarme decía que me conocía, aunque  no reconocía la cara. Me estrechó la mano y me hizo un cumplido diciendo que parezco más joven y no he cambiado nada. Le pregunté si no veía los pelos grises. También le pregunté perdóneme, no puedo recordar dónde nos hemos encontrado. Explicó que me conocía del Líbano (una de las iglesias con las que estamos en el grupo ecuménico). Dijo que participó en servicios, así que sería posible. Entonces empezó a decir que tenía vergüenza de decirme algo. Estaba un poco apretado pero necesitaba algo de dinero. O muchacho pensé, seguro saben cómo encontrar al tonto y me dije: espera, investiga más antes de creerle. Le pregunté dónde estaba la iglesia que hablaba y cuándo fue el servicio. Dijo que estaba al otro lado de una calle y que el servicio fue un domingo. Ambas respuestas estaban equivocadas. La iglesia llamada Líbano no es opuesta a la calle y los servicios ecuménicos no son en general un domingo. Así que le dije, ahora veo qué tipo de hermano eres. Con vergüenza miró hacia abajo y sonrió. Vacilante saludó y dijo que si quería le podría dar algo. "Oh, Dios mío" pensé, y le dije tal vez si no hubieras mentido.

Estoy convencido de que le habría creído más fácil si no hubiera tenido la experiencia donde una persona nos engañó y además se llevó dinero. La lección es que se daña una relación más cuando alguien es engañado. En el caso de la Iglesia Luterana y la Iglesia Católica Romana se trata de hermanos y hermanas en Cristo, esto añade otra dimensión a la historia. Tenemos una historia con hechos doloroso y todavía tenemos que ordenar "un par" de cosas. Intento decir que alrededor de 95 tesis, tenemos un largo camino por recorrer. Pero estamos en caminando activamente juntos durante 50 años y tenemos un producto tangible para demostrarlo. Estamos activamente moviéndonos del conflicto a la comunión.

Me alegré al mostrar a la congregación el informe de la Comisión Luterana-Católica Romana sobre la Unidad y de dar algunos ejemplos de lo que se podía leer en ella. No tenemos un camino fácil por delante, pero de acuerdo a la segunda lectura de 2 Corintios 5:18: "Todas las cosas son de Dios, que nos ha reconciliado a sí mismo por medio de Jesucristo, y nos ha dado el ministerio de la reconciliación". Es que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con y no imputándoles sus ofensas. Esta tarea nos ha confiado Dios mediante la tarea de reconciliación.

Permítanos ser embajadores activos. Pidamos a Dios ser instrumento en sus manos para reparar y no para hacer heridas y vivir el mandamiento esencial de amar a Dios sobre todo y al prójimo como a nosotros mismos. Después del servicio tuve oportunidad de hablar con el Sacerdote Católico Romano y se interesó sobre mi reflexión y lo que podría significar esto para el futuro. Que Dios nos bendiga y guíe.

Editado de Carta en Inglés - Red de Comunicaciones LAC