Una muchacha “no es un objeto a ser vendido”

Fatou Haidana de 15 años y paralizada ha rechazado varias ofertas de matrimonio. Un programa de apoyo de la FLM está poniendo a Fatou en el colegio permitiéndole apartarse de los pretendientes. Foto: LWF/C. Kästner

Apoyo ofrece a muchachas confidencia para tomar decisiones propias

(LWI) – El primer hombre que le propuso matrimonio a Fatou Haidana la vio en el mercado. Él la siguió hasta la casa y pidió su mano. Su madre se negó. El segundo fue un Marabout, un curandero tradicional que la amenazó de maldecirla si ella no aceptaba. Los padres de Fatou también le dijeron que se vaya. “Pero tengo que primero completar mis estudios. Con una buena educación y trabajo seré independiente”.

Independencia no es la primera idea que viene a la mente al ver a Fatou. La joven está paralizada de la cintura a los pies. Ponerla en la silla de ruedas, incluso el solo cambiarle la posición de sentado en el suelo de la casa, necesita de ayuda. Un programa de amparo del programa en Mauritania de la Federación Luterana Mundial ha asegurado su educación y le ha dado confianza para hacer decisiones propias.

Buena red de apoyo

En 2009 Fatou se dio cuenta por primera vez de la debilidad de sus piernas. Un curandero tradicional que llamaron le aplicó yerbas y masajeó sus piernas. Sin embargo, Fatou continuaba cayendo. Dos años más tarde, a la edad de once, paró de caminar completamente. “Mucho cambió para mí” dice. “Siempre necesito ayuda aún para vestirme”.

Cada mañana ella toma un taxi al colegio, el único medio de transporte disponible. Su madre la tiene que mover desde su silla de ruedas al vehículo. “Algunos taxis no paran cuando ven mi silla de ruedas” indica. “Pero también hay choferes amables quienes me ayudan a moverme. Siempre llego tarde debido a este problema de taxi”.

En la escuela, Fatou es apoyada por proferes/as y amigos/as quienes también le dan las clases cuando las pierde – a veces porque no hay taxis, o porque su madre está enferma. La ayuda cubre los costos de la escuela, útiles escolares, chequeos médicos y el seguro para ambas, Fatou y su madre; así como para ayuda extra en la escuela como manual de la escuela, ayuda para la enseñanza y tutorías. Sin embargo, el costo del taxi de 3.30 US dólares por día y la ayuda que recibe en casa tiene que ser provista por su familia. Ella también tiene que comprar el almuerzo ya que no puede regresar a casa al medio día para almorzar como lo hacen otras/os estudiantes.

Planes de estudiar medicina

Fatou vive con su madre, su padrastro y dos hermanos en un lugar empobrecido de la capital de Mauritania, Nouakchott. La calle sin pavimento está llena de pequeñas piedras y charcos que hace casi imposible recorrerla con su silla de ruedas. La madre de Fatou dejó de trabajar debido a sus problemas de espalda. Levantar a una muchacha adolescente varias veces al día le está pasando la factura. La familia está luchando cada fin de mes, pero firme para apoyarla.

El apoyo de la FLM está destinado a asegurar la educación de niños y niñas en situaciones de dificultad. Fatou es una de las 330 personas beneficiarias, 70 por ciento de ellas son mujeres de familias vulnerables. Once por ciento de las niñas/os viven con capacidades especiales. Donaciones individuales en Finlandia, a través de la Misión Evangélica Luterana de Finlandia apoya a las niñas y niños al patrocinar pagos escolares, asistencia con profesores/as y tutorías. Ellos reciben un informe dos veces por año y un informe de las notas de Fatou. A pesar de ser la única estudiante con discapacidad en su escuela, Fatou siempre termina siendo una de las mejores de su clase.

Fatou pasa la mayoría de las tardes en casa estudiando y escuchando música. Pero también mantiene su círculo de amistad, quienes vienen a visitarle, le ayudan a moverse en la escuela y le invitan a cumpleaños. El apoyo de la familia, profesoras/es y amigas/os le ha dado a Fatou la seguridad para planificar su propia vida. Ella quiere estudiar medicina y “ser la mejor doctora en el país”. Sueña visitar los Estados Unidos, donde vive su tío y le ha contado muy buenas cosas.

“Quisieron poseerme”

Una de las cosas que Fatou no quiere son los matrimonios. Muy ruidosos, lleno de gente y lleno de gente mirando a la muchacha en silla de ruedas. “Me preguntan por qué no camino si tengo dos piernas” comparte. “Prefiero pasar el tiempo con personas con quienes me siento bien”.

Así como otras muchachas mauritanas de su edad, a Fatou le gustaría algún día, casarse y tener una familia. La adolescente ya ha recibido más propuestas de matrimonio. Uno le prometió una casa, otro le quería comprar un carro. La mayoría dijo que ella no sería capaz de continuar su educación. Todos le ofrecieron pagar sus exámenes médicos y tratamiento que le permitirían a Fatou caminar otra vez.

Fatou se ha negado a todas esas ofertas. “No estoy lista para esos hombres” dice. “Nome gusta la forma que estaban hablando. Era como si yo fuera un objeto a ser vendido. Querían poseerme”.