Solidaridad con la IECLB y en rechazo de los discursos de odio

El Secretario General de la FLM, el Dr. Martin Junge. Foto: FLM/Albin Hillert

 

El Secretario General de la FLM envió un mensaje de apoyo a los líderes de la IECLB tras la escalada de ataques verbales violentos

(LWI) - La Federación Luterana Mundial (FLM) se solidariza con la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB), que ha visto una escalada de ataques verbales "peligrosos" contra sus líderes, así como contra algunas de sus instituciones de formación y diaconado. En una carta dirigida a la pastora presidente de la IECLB, Rev. Silvia Genz, el Secretario General de la FLM, Rev. Dr. Martin Junge, advierte que "permitir el discurso de odio, así nos lo enseña la historia, significa abrir la puerta a la violencia".

En su mensaje a la iglesia brasileña, el líder de la FLM expresa su preocupación por "el nivel de violencia verbal y de odio" que ha caracterizado los ataques de las últimas semanas. Señala que "este fenómeno no puede disociarse de los lamentables procesos de fragmentación, polarización y antagonismos" que se están extendiendo tanto en la sociedad brasileña como a escala mundial.

Tales ataques son peligrosos, continúa Junge, porque "donde el discurso del odio echa raíces, donde el debate... es sofocado por ataques intimidatorios que socavan a las personas y su dignidad, la violencia siempre acaba imponiéndose". Como comunión luterana mundial, dice, "oramos por la IECLB, sus líderes nacionales, sinodales y congregacionales, sus juntas y sus miembros", para que la unidad "prevalezca sobre el disenso" y para que la iglesia sea "un testimonio vigoroso del poder del evangelio".

En la carta, Junge insta a los líderes luteranos a "enfrentarse a todos los intentos de normalizar el discurso del odio en la vida de la iglesia". Señala cómo el discurso de odio, a menudo realizado en el anonimato, desestabiliza la convivencia comunitaria y las instituciones democráticas que la sustentan.   

"Sepan que no están solos en su vocación de ser presencia evangélica", escribe Junge, y sigan "caminando juntos, siendo sal y luz en los lugares donde Dios nos ha puesto". La "palabra liberadora de Dios, los gestos de compasión y justicia, la construcción de la paz como frutos del Evangelio", concluye, "son más necesarios que nunca."