Serie Juventud Reformadora en Wittenberg 2015 - III

Katilene Willms Labes en la estatua de Katharina von Bora en Casa de Lutero en Wittenberg, Alemania. Foto: Martina S. Wrasse

Wittenberg/ALEMANIA (LWI) . Durante el taller de la Juventud Global Reformadora, un programa de la Oficina para la Juventud de la Federación Luterana Mundial (FLM) llevado a cabo en Wittenberg, ha permitido la convivencia y el compartir de las distintas y similares de la juventud y de los cambios necesarios. A través de Katilene Willlms Labes, jóven delegada de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB), el siguiente artículo habla de esta rica y vívida experiencia.

La reforma cambió la historia del mundo

Estar en una celebración tan significativa que hace alusión a los 500 años de la reforma es un placer muy grande y una responsabilidad maravillosa. Un placer por estar participando de un proyecto con tantos otros jóvenes que sueñan un mundo mejor. Y una responsabilidad por saber de tantas demandas que tienen nuestras iglesias y sociedad y que tendremos que escoger solo una y quizá no hagamos la mejor elección.

En los últimos treinta años, Brasil, pasó por grandes transformaciones políticas, económicas y sociales. Salimos de la dictadura militar y entramos en un proceso de democracia que aún tiene un  largo camino a seguir. De una economía con inflación nos transformamos en una economía sólida, respetada y consumidora. Encontramos una forma de sacar millones a personas de la pobreza extrema, pero aún sufrimos con el déficit educacional, un sistema público de salud que trata enfermedades pero no previene, y un sueldo mínimo que aún no permite que las personas tengan acceso a todo lo que necesitan.

Frente a tan variados problemas encontramos en nuestras iglesias personas con creatividad, deseos de cambio y manos disponibles para la  acción. El taller de Wittenberg nos está permitiendo vivir y compartir las distintas, y en algunos casos similares, situaciones donde venimos y que necesitan cambios. Aquí, a partir de la convivencia, podemos oír de las otras personas jóvenes sus realidades y estamos siendo oídos también, y esta relación es terapéutica y constructiva al mismo tiempo.

El compartir las experiencias es también una gran motivación para que sigamos en busca de un mundo más justo y digno para todas las personas. El compartir es creativo, constructivo y trasformador.

Red de Comunicaciones LAC