Serie Juventud Reformadora en Wittenberg 2015 - II

"Barrio Matta, Santiago. Chile. Escuela de Jóvenes". Foto: J. Jarpa Ramírez

Ginebra/Santiago de Chile (LWI) – El segundo artículo, escrito por Josaphat Jarpa Ramírez estudiante de teología en la Comunidad Teológica de Chile y miembro de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile (IELCH), es para compartir el caminar de la Juventud Reformadora en Wittemberg.

Jóvenes caminando en la Reforma tres desafíos para nuestra generación.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 3:17 RVR1960

Vamos, contame, decime

Todo lo que a vos de esta pasando ahora

Porque si no, cuando esta tu alma sola llora

Hay que sacarlo todo afuera

Como la primavera

Nadie quiere que adentro algo se muera

Habla mirándose a los ojos

Saca lo que se puede afuera

Para que adentro nazcan cosas nuevas, nuevas...

(Piero. Cantautor latinoamericano)

La siguiente reflexión, situada en la antesala de la Conferencia Global de Jóvenes Reformadores y Reformadoras bajo el lema “Liberados por el amor de Dios para cambiar el mundo”, sirve para reflexionar lo que significa ser luteranos y luteranas hoy en Iglesias en constante reforma.

En este espíritu quisiera proponer tres ideas nutrido desde mi experiencia local intentando aportar a la reflexión de la Iglesia e invitando a otros y otras a sumarse en el diálogo sobre cuál es el lugar de las y los jóvenes en el pensar y ser Iglesia hoy.     

Teología desde y para la vida concreta de las y los jóvenes

La Teología Latinoamericana se ha caracterizado por su constante dialogo con la vida, en este sentido con las heridas, lágrimas, risas y celebraciones que cruzan nuestra existencia. No obstante parece ser una crítica muy común a nivel de las y los jóvenes de nuestras comunidades que nuestra teología es más bien del mundo de lo “celestial” como si fuera completamente abstracta, incomprensible e inalcanzable. Pareciera que nuestra teología “adulta” estuviera reservada más bien para la academia, el clero y ancianos.

Un primer desafío es hacer teología desde nuestra propia generación, en diálogo con la fe construida en comunidad y la historia de la tradición. Una tradición que re-significada por quienes desean vivir y expresar su fe en completa honestidad. Entonces, es necesario que  la teología no quede restringida sólo a lo intelectual o discursivo sino que sea integral, que se sienta en nuestro cuerpo, en la interacción con el otro(a), en el encuentro con lo creado.

Iglesia inclusiva no colonial

En el luteranismo la relación “Iglesia/Estado” no es un tema simple. La situación de algunos países europeos donde la fe luterana cuenta con un grado de oficialidad y estrecha relación con el estado hace que exista una suerte de “propiedad” de la confesionalidad luterana. Propongo: La iglesia no debería identificarse con el estado ni consistir en mera costumbre y rituales heredadas, ni una institución que otorga y recibe status y privilegio.

En un contexto internacional de tanta violencia, la Iglesia debiese actuar con espíritu de hermandad y sin fronteras expresada como una gran familia global, que sigue a Jesús y se moviliza en el horizonte del reino de Dios y su justicia. Desde América Latina el  desafío urgente es pensar críticamente lo colonial, un ejercicio que invita a redescubrir el sentido de nuestra existencia y coherente con la realidad e historia de los territorios que habitamos, para un encuentro con el Dios de vida redescubriendo las diversas identidades, necesidades.

Iglesia activa y portadora de esperanza

Quiero hacer mías las palabras de mi querido amigo Manuel Ossa titulado Jesús en Comunidad: En un mundo de frialdad y competencia, de individualismo y soledad, de brutalidad y violencia, hacen falta comunidades donde una chispa como ésa se guarde, se cuide y se expanda, no sólo en provecho del grupo, sino de la sociedad toda entera y con miras a urdir entre todos un proyecto de futuro para el mundo. A ello invita el seguimiento de Jesús en la comunidad llamada iglesia: a retroalimentarse ahí mutuamente con miras a una enorme y maravillosa tarea – si logramos cumplirla. Es una de las invitaciones disponibles en la sociedad y en la historia. Hay también otras igualmente valederas. La nuestra no tendría que entrar a disputar clientelas, sino a reconocer con todas ellas que Dios, es decir, la realidad definitiva que a todos nos engloba, sucede o acontece o sale al encuentro de quienes procuran acercarse y entenderse y amarse, en reciprocidad, igualdad y verdad”.

Hoy no somos los héroes de nuestra Iglesia, ni tampoco los “Cristos” de nuestros mundos. Somos su iglesia, personas convocadas por fe en el amor de Jesús, que dan testimonio de su mensaje en nuestro mundo y generación. El camino de fe es asumir el compromiso del evangelio, el camino que asumió Jesús y continuaron mujeres, hombres, jóvenes en las diferentes épocas de la historia de la Iglesia.

El camino a Wittenberg podría ser un camino de apertura, a repensar lo que es ser comunidad de Jesús hoy dando respuesta a nuestros mundos con interrogantes concretas; es repensar nuestra fe y nuestra teología desde las y los jóvenes de nuestras comunidades; es un caminar abierto, inclusivo que moviliza para dar testimonio de haber sido liberados por el amor de Dios para cambiar el mundo.

Red de Comunicaciones LAC