Saludo de Pascua - Iglesia Evangélica del Río de la Plata

Rev. Bernardo Raúl Spretz - Pastor Vicepresidente de la IERP en ejercicio de la Presidencia. Foto: Spretz

 

Las iglesias en su caminar durante el timpo de Cuaresma, van reflexionando sobre el significado de la Semana Santa. Dos eventos importantes marcarán la vida eclesial que son relevantes para la fe: la muerte de Jesús en la cruz y la resurrección como Cristo. A continuación, el Pastor Vicepresidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, Rev. Bernardo Spretz, comparte ese caminar e insta a la misericordia, esperanza y de testimonio vivo y solidario.

Jesucristo Resucitado - una invitación a vivir en comunión

Queridas hermanas, queridos hermanos de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y de la ecumene:

En un año signado por el dolor y la tristeza a raíz de la partida inesperada y prematura del Presidente de nuestra Iglesia Evangélica del Río de la Plata, el Pastor Carlos Alfredo Duarte, esta Pascua de Resurrección cobra para nosotros un sentido muy especial.  Jesús, el Cristo Resucitado, vencedor de la muerte y del poder de todo mal, es quien nos  acompaña a lo largo de toda nuestra vida personal, comunitaria y eclesiástica, y nos consuela en todas nuestras tristezas, en cada uno de nuestros “valles de sombra de muerte”, y nos da la inquebrantable esperanza de la resurrección a la vida eterna más allá de nuestra vida terrenal.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos invita a vivir en comunión con él cada día, y a disfrutar ya aquí y ahora de la vida abundante que él nos ofrece, y que recibimos gratuitamente por medio de la fe.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos compromete a salir al encuentro de quienes en nuestro tiempo son víctimas de las injusticias, de la exclusión, del hambre, de la inseguridad y la violencia, y de políticas que privilegian la acumulación de incalculables ganancias en manos de unos pocos, quienes reúnen fortunas inmorales a cualquier costo por encima del valor de la vida, del ser humano y de la Creación de Dios.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos mueve a misericordia ante la realidad de las miles de mujeres que mueren cada año, víctimas de la violencia por parte de varones, generalmente sus parejas, y de las niñas, adolescentes y jóvenes violadas y asesinadas por seres atroces que desprecian la vida.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos envía a dar testimonio de que esta realidad en la cual predomina la muerte y se menoscaba la vida no es, ni puede ser nunca, el proyecto de Dios, ni responde a su voluntad, porque Dios es el Dios de la vida, su Creador y defensor, es un Dios de amor, de paz y justicia.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos convoca a solidarizarnos con las víctimas y con todas las personas que sufren discriminación, privaciones, tormentos y muerte, y cuyos derechos son negados o vulnerados.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos estimula a esperar contra toda esperanza, y a trabajar decididamente por una sociedad más justa, más fraterna e igualitaria y por un mundo sin violencia y sin muertes que se pudieran evitar.

Jesús, el Cristo Resucitado, nos permite decir con el apóstol: “Por lo tanto, mis queridos hermanos [y hermanas], sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor; porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el Señor.” (1 Corintios 15,58)

Jesús, el Cristo Resucitado, el que vive para siempre, conceda a todas y todos nuestras hermanas y hermanos de la IERP y de las iglesias fraternalmente unidas a ella una bendecida Pascua de Resurrección, y la firme convicción de que la vida es más poderosa que la muerte, y que jamás será derrotada.

Red de Comunicaciones LAC - Carta IERP