"Resignificar la fuerza de la espera con esperanza": Reflexión para el tercer domingo De Adviento

Las tres veles encendidas recuerdan el tercer domingo de Adviento y que "la luz se hizo estrella para guiarnos"

 

En el ciclo de reflexiones para las semanas de adviento presentamos el auido para el Tercer Domingo de Adviento, escrito y grabado por la Pastora Mariela Pereyra de la Iglesia Evangélica Luterana Unida en Argentina y Uruguay (IELU) basado en el Evangelio de Lucas 3, 10 - 18

 

La luz se hizo estrella para guiarnos

El tiempo de Adviento se caracteriza por iniciar el año eclesiástico y remarcar la espera,   la venida de Emmanuel (Dios con nosotros).

Esperar,  preparar, recibir y servir es el sentido que podemos atribuirle a las cuatro velas que enmarcan la corona de Adviento.

Esperamos el nacimiento de Jesús en la cuna de Belén
Preparamos las velas que anuncian su llegada
Recibimos con alegría la noticia de Dios encarnado
Servimos en testimonio de amor y agradecimiento.

En Adviento vemos reflejadas las urgencias que nos plantea este tiempo de espera. No es una contradicción, un domingo más cerca de la Navidad … y estamos tan cerca que la espera se vuelve urgente.

La figura profética de Juan el Bautista grita, clama en el desierto. El pueblo responde:  ¿entonces qué haremos?

Vivimos en un desierto lleno de luces e información, tanta información que se ha transformado en manipulación. Las luces nos confunden, los ruidos nos ahogan.  Y visto desde ese lugar pareciera sólo existir nuestra realidad. Con éste ombligismo vamos perdiendo el precioso don de la empatía, el sentir y ponerse en lugar de otras realidades, de otras urgencias.

Necesitamos revalorar y resignificar la fuerza de la espera con esperanza, esencial y pertinente para darle sentido al tiempo de adviento. Retirarnos al desierto, al encuentro con Dios, retirarse para esperar en Dios.

Esperar en Dios es escuchar, orar, alabar y responder. Esperar en Dios es nutrirse para servir y ser enviada/o a dar testimonio de la luz en la oscuridad del desprecio,  apatía, por esta humanidad que gime esperando  justicia,  pan y consuelo. Los seres humanos y el planeta gimen, es urgente … y esperamos.

Dios está cerca, tan cerca que ya habita en medio nuestro. La respuesta de Juan es contundente, sirvamos en gratitud a nuestro prójimo, seamos honestos/as  administradores/as de la gracia recibida.

Dice una conocida canción de Navidad

Para esta tierra sin luz, nace el Señor,
Para vencer las tinieblas, nace el Señor,
Para cambiar nuestro mundo,
Todos los días nace el Señor...

Una vela más, y la corona de adviento ya ilumina con fuerza anunciando la llegada de Dios a su creación. Estamos tan cerca que nos inunda la alegría de la llegada de Cristo en Belén, estamos tan cerca que debemos trasmitir esa esperanza que nace en este tiempo de espera y preparación.

En nuestro caminar hay una luz que no se extingue y brilla, con la fuerza de la fe y en testimonio de Amor. Que la luz de nuestro buen Dios, la Divina Sabiduria, se haga  cada vez más fuerte para guiarnos e iluminar nuestro mutuo caminar. Bendecido tiempo de Adviento, ven Señor, no tardes!

Pastora Mariela Pereyra (IELU)