Reflexión sobre el Primer Domingo de Adviento y día Internacional del VIH Sida


 

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Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44. 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Esta enseñanza, lejos de ser una propuesta para vivir en el temor de un futuro incierto, es para la comunidad Cristiana una invitación a la esperanza, a revitalizar la fe. No se sabe la hora porque todas las horas son buenas para abrirse al Evangelio y comprometernos con las luchas por un mundo más justo, con más equidad, inclusión y oportunidades. 

El compromiso en la construcción de la paz sobre todo en estos tiempos tan convulsionados es impostergable. 

La vida plena de muchas mujeres y hombres es hoy, es ahora. También existen personas que por su orientación sexual hoy son dejadas de lado, son víctimas de agresiones, insultos y desprecios. Muchas veces teñidos por odios y discursos que dicen ser religiosos.

Nuestro compromiso es hoy, es ahora es nuestro presente y es impostergable. En muchos países las personas hoy sufren y son víctimas de violencia física y verbal en sus casas y con sus familiares, en sus lugares de trabajo y en la calle, en las escuelas, con sus amigos, en sus iglesias. Por el solo hecho de ser gays, lesbianas, o trans. 

Victimas de quienes prefieren que vivan en silencio su condición de VIH+ que refuerza la idea de que el virus es un castigo merecido por su condición. 

Mantenernos vigilantes y fieles es el mensaje de Jesús en el presente de nuestra historia de nuestra América Latina y el Caribe, es una forma de prepararnos para el futuro que sin duda aguarda. No es una llamada a la angustia, sino a estar alerta. Para enriquecer la invitación a la vigilancia de este domingo podemos recordar las palabras finales de la parábola de las muchachas descuidadas y las prudentes (Mt 25,13). “Lo que a vosotros os digo, lo digo a todos” Jesús hace un llamado al compromiso y a ser vigilantes, y amplía el grupo de los destinatarios, que son muchos más que los discípulos o la misma comunidad de los Evangelistas: “Lo que a ustedes digo, lo digo a todos” (Mc 13,37). En ese “Todos, Todas, Todes” allí está tu nombre y el mío. Sin duda que los discípulos y quienes escucharon al Maestro Jesús predicar fueron los primeros en recibir la llamada y son los destinatarios directos del discurso , pero hay una extensión que nos llega hasta hoy y por la cual en esos Discípulos del Maestro estamos representados todos los seguidores de Jesús de todos los tiempos. 

•    Los innumerables voluntarios y voluntarias que asisten en los hospitales a las personas que llegan con sus vergüenzas a decir que necesitan ayuda por un test de VIH. 
•    Los que en las iglesias sostenemos las puertas abiertas para que más y más personas se sigan incluyendo y sintiéndose en “casa” sin juzgar a nadie, sino amándolas así como son. 
•    Quienes dedicamos tiempo a escuchar y consolar, animar y alentar a cuantos llegan buscando un lugar donde poder hacer su “Coming out” y sentirse seguros, protegidos.

Hoy es necesario estar vigilantes y atentos, hoy es necesario construir vínculos de paz en medio de sociedades violentas que condena y margina, excluye y descarta. Por tanto, todos y todas aquellos/as que decimos ser discípulos/as de Cristo tenemos que vivir en vigilancia constante. Porque son muchas las fuerzas que dominan para callar nuestras voces, muchas las manos que tapan los ojos de la sociedad que in-visibiliza a tantos hermanos y hermanas nuestras que exigen tener un lugar en la sociedad y por su condición les es negada. ¿Existe alguna relación entre la actitud de la vigilancia y el anuncio de la venida inesperada del Hijo del hombre? Los Padres de la Iglesia hablaban de tres venidas del Señor: la primera y gran venida tuvo lugar cuando se encarnó de una mujer que decidió jugarse y animarse, arriesgarse a escuchar a Dios y decirle si, con todas las consecuencias; la segunda es la que tendrá lugar al final de los tiempos; y la tercera es la venida a cada uno de nosotros. En el Adviento recordamos la primera, nos preparamos para la segunda y tratamos de hacer realidad la tercera.

El cristiano sabe que Cristo ya ha venido y vive a la espera de su vuelta definitiva. Por eso celebra anualmente la primera llegada del Señor y recuerda que toda su vida debe ser como una constante espera. De ahí que el eco de las palabras de Jesús, en las que nos promete su venida y nos pide que estemos vigilantes, vuelve a sonar hoy con fuerza. – Confesamos en el Credo: “Creo en Jesucristo… que nació de María Virgen… y ha de venir a juzgar a vivos y muertos”. ¿De qué modo te ayuda el pasaje de este domingo a profundizar en este particular aspecto del rostro de Jesús? – Los y las cristianos/as afirmamos que Jesucristo ha venido, viene y vendrá. ¿Hasta qué punto somos conscientes de esta realidad? ¿Alimentamos nuestra fe con esta certeza? Vete y haz tú lo mismo es el mandato, es la urgencia a quienes escuchamos la Palabra de Dios y creemos que en este mundo en el aquí y ahora es cuando debe ponerse en práctica. ¿Qué es imperioso e impostergable y debemos cambiar en nuestra vida para vivir adecuadamente este mensaje? ¿Por dónde podríamos empezar? – “Estamos alerta, muy atentos”.

Nuestra meta futura es el encuentro con Cristo quien es Resucitado, pero que hoy continúa crucificado y a quien reconocemos en el hermano y en la hermana que hoy vive su realidad de VIH+, en aquel o aquella que rompiendo toda barrera interna y externa se abre al mundo en su travestismo, en quien es diferente a mí, piensa diferente a mí y vive diferente a mí. ¿No nos hemos instalado cómodamente en nuestro lugarcito y vemos a las/los demás pasar por el lado de fuera de nuestra ventana y así pensamos que estamos comprometidos con este mundo? ¿Cuál es nuestra respuesta? Intentemos formular algún compromiso concreto. ¡Venga tu Reino! – “Velen, porque no saben cuándo llegará el dueño de la casa”. ¿Cómo esperamos la llegada del Señor? ¿Angustiados? ¿Inmóviles? ¿Cómo se expresa en nuestra vida esta esperanza?

Empecemos ahora por ser constructores de paz, para que haya posibilidades de vida pleta para todos y todas.

Amén.

Pastor Sergio López
Iglesia Evangélica del Río de la Plata
Argentina
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