Redefiniendo el papel de las iglesias en el mundo post-COVID-19

Presidente de la FLM, Arzobispo Dr. Panti Filibus Musa. Foto: FLM / Albin Hillert

El presidente de la FLM, Musa, reflexiona sobre los nuevos desafíos y la necesidad de garantizar que nadie se quede atrás

LWI) - A raíz de la pandemia de Coronavirus (COVID-19), los luteranos y luteranas deben aprender a redefinir su papel en la sociedad a medida que continúan “defendiendo y asegurando que nadie se quede atrás”. Al concluir una reunión en línea del Comité Ejecutivo el 16 de junio, el presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM), el arzobispo nigeriano Dr. Panti Filibus Musa, dice que las personas no deben volverse complacientes, sino que deben adaptarse a los nuevos desafíos de un mundo posterior a COVID-19.

El arzobispo que también desempeña como líder de la Iglesia Luterana de Cristo en Nigeria (LCCN por su sigla en inglés) debía dar la bienvenida a los miembros del Consejo de la FLM a la capital nigeriana, Abuja, para su reunión anual en junio. Él dice que hubo decepción que el encuentro tuvo que cancelarse debido a la pandemia, pero también aliviado que “el encierro no ocurrió mientras viajábamos, estábamos en tránsito o durante en el Consejo”.

“También estamos agradecidos por el don de la tecnología”, continúa el presidente Musa, “que nos ha permitido reunirnos como Comité Ejecutivo y tomar decisiones que nos han sido remitidas por los miembros del Consejo. La Comunión continúa en medio de estos bloqueos y aislamiento, por lo que agradecemos a Dios que tengamos formas de conectarnos, de seguir caminando entre nosotros y mirar hacia el futuro más allá de COVID-19”.

Respondiendo como comunión

El presidente de la FLM elogia a las numerosas iglesias miembro que han intensificado sus actividades diaconales, campañas de promoción, sensibilización y educación, colaborando con actores estatales para tratar de frenar la propagación de la enfermedad. Él observa cómo algunas iglesias inicialmente vieron el virus como un “problema espiritual puro de las personas que han pecado”, lo que llevó a los líderes de la FLM a proporcionar orientación teológica y pastoral. “Nadie puede lidiar con esto por sí mismo”, insiste, “y sabemos que todavía no estamos fuera de peligro”.

El Arzobispo Musa expresa su profunda gratitud a las iglesias y otros socios que han apoyado el Fondo de Respuesta Rápida (FRR) de la FLM, creado para apoyar a las congregaciones que enfrentan desafíos sin precedentes que resultan de la pandemia. “Estamos muy agradecidos con las iglesias miembros que, a pesar de sus propios desafíos, estaban dispuestas a contribuir a este fondo para que, como comunión, pudiéramos responder como el cuerpo de Cristo en la sociedad”, dice.

“Conocemos algunas comunidades en el mundo donde el cierre ha sido extremadamente difícil pero donde las iglesias han tratado de garantizar que todas las personas que han perdido sus medios de vida sean acompañadas y apoyadas. Más allá de eso, han abogado para garantizar que la respuesta de los gobiernos sea justa y estamos muy agradecidos de que las iglesias hayan asumido este papel activo, tanto a nivel mundial como local”, dice el arzobispo.

Sirviendo a los más vulnerables

Desde el comienzo de la pandemia, agrega, “nuestro Departamento de Servicio Mundial ha estado respondiendo a los desafíos de la pandemia entre las personas particularmente vulnerables, especialmente los refugiados y las comunidades desplazadas. De manera crucial, hemos podido hacer esto sin abandonar otras actividades que salvan vidas que brindamos como comunión global”.

Al señalar el aumento de la violencia doméstica que ha tenido lugar durante el cierre en muchos países, el presidente de la FLM dice que es vital continuar “diciendo no a la violencia, especialmente contra las mujeres y los niños y niñas”. Él dice que las cartas distribuidas por los dirigentes de la FLM al comienzo de la crisis “alentaron y empoderaron a las iglesias a levantarse y responder a esto, y tenemos ejemplos de algunas iglesias que han desarrollado programas concretos que abordan especialmente este tema durante COVID-19”.

Mirando hacia el futuro, el Arzobispo Musa dice que es importante “reconocer los temores y la ansiedad, porque COVID-19 ha afectado todas las dimensiones de la vida humana y tenemos que aprender a vivir con una nueva realidad”. Instando a la gente a no caer en la complacencia a medida que se levanta el cierre de emergencia en algunos países, pero las tasas de infección continúan aumentando en otros, dice: “Mi esperanza y oración es que los actores estatales y los gobiernos no se retiren en sí mismos en este momento de crisis. Mi llamado, si puedo tomar prestado el tema de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU que también estamos aplicando, es que nadie se quede atrás, ya que comenzamos a esperar y vemos un período posterior a COVID-19”.

El presidente de la FLM advierte sobre el riesgo que los conflictos y las crisis en curso puedan olvidarse a medida que los líderes y lideresas mundiales priorizan la recuperación de los problemas provocados por la pandemia. “Deberíamos tener cuidado de olvidarnos de otros temas porque sabemos que la violencia aún continúa, en todo el mundo y en nuestro contexto, en Nigeria, las actividades extremistas continúan, las personas son asesinadas, hemos aumentado el número de huérfanos y viudas, así que debemos verlo desde una perspectiva integral”, enfatiza.

Mientras que la FLM puede verse afectada por las consecuencias financieras globales de la crisis y tendrá que “redefinir lo que hacemos en línea con los recursos disponibles”, el Presidente de la FLM insiste en que la iglesia ha aprendido a lo largo de los años a remodelar su papel dentro de las sociedades cambiantes. “Tenemos esperanzas y continuaremos reuniéndonos, discutiendo y reflexionando juntos sobre este rol cambiante”, concluye. “El mundo ya no será el mismo, por lo cual la iglesia también debe aprender a adaptarse”.

----

Traducción Red de Comunicaciones LAC