"Para que todo continente vea la salvación de Dios": reflexión para el Segundo Domingo de Adviento

La segunda vela de la corona se enciende y recuerda que el Segundo Domingo de Adviento se celebra entre los cristianos y las cristianas de todo el mundo

En el ciclo de reflexiones para las semanas de adviento presentamos el auido para el Segundo Domingo de Adviento, escrito y grabado por el representante de la Juventud de la Iglesia Luterana Mexicana (ILM) Elías Pérez Trejo basado en el Evangelio de Lucas 3, 1 - 6.

 

 

Siendo el año primero y el cero, el quinto y el décimo, el de siempre y el de nunca, la palabra de Dios se hizo presente sobre los hijos de la América Latina. 
Y aquellos seres iban predicando la palabra del Bautismo del arrepentimiento para la salvación de los pecados por todas las regiones a las que su idioma en común los dejaba entrar. 
Así como está escrito en el libro del profeta Isaías, en el imaginario colectivo y en el libro de la vida de la América latina: 
 

   “ Voz del que clama desde su desierto:
    Preparen los caminos de Dios,
    Limpien sus ríos, sus lagos y sus mares
    Limpien los aires y los cielos;
    Enderecen los caminos torcidos:
    Cultiven su maíz, su frijol, su trigo y sus vides,
    Mismas que sus ancestros cultivaron.
    Olviden el transgénico del que no escucha a Dios;
    Luchen por un gobierno justo, que escuche, que incluya,
    Preparen los caminos de sus naciones.
    Todo valle, toda ciudad, todo campo y todo camino
    Será rellenado por el espíritu de Dios.
    Todo desaparecido regresará,
    Toda abuela encontrará a su nieto,
    Todo migrante arribará a buen lugar,
    Toda guerrillera encontrará paz,
    Toda luchadora social encontrará consuelo,
    Todo ser no amado será abrasado. 

    Tomen las manos de sus hermanos 
    Y toda carne, pueblo, lengua y nación
    Verá la salvación de Dios representada en la América Unida.”

La maravilla de cada año regresa, el advenimiento de la esperanza se acerca. No existe mejor regalo que el de una renovada manera de ver lo que ya se veía decaer. 
Aquel pequeño niño que nació en la aldea más pequeña del Medio Oriente no regala más que un suspiro dentro de la asfixiante realidad de nuestros pueblos. 
Tomemos nuestras piernas y andemos. 
Aceptemos nuestros desiertos y decidamos cambiarlos.

¡Jesús ya viene! ¡la esperanza viene con él!

Preparemos nuestros cuerpos, mentes y corazones, pues solo así toda carne, toda nación y todo continente verá la salvación de Dios.

Elías Pérez Trejo (ILM)