Organizaciones basadas en la fe perfeccionan sus habilidades sobre los derechos humanos

La participante de la FLM en la capacitación de justicia de género, Rita Flores, dice que el dolor de la discriminación le ha conducido a su determinación de sobreponerse a la situación. Foto: LWF/S.Gallay

Una lideresa de la FLM en el taller promoviendo la justicia para las mujeres

(LWI) – La impunidad y la indiferencia por la justicia en Honduras cuesta la vida de una mujer cada 12 horas dice Suyapa Ordoñez, estudiante de teología y agente pastoral de la Iglesia Cristiana Luterana de Honduras. “No existe el estado de derecho. Con total impunidad, la ley no significa nada”.

Ordoñez fue una de las cerca de 50 personas de seis organizaciones participando en Ginebra durante el taller de cuatro días para mejorar sus actividades de incidencia con los organismos de las Naciones Unidas. El taller fue organizado conjuntamente por la Federación Luterana Mundial, la Ayuda de la Iglesia de Finlandia, Misión 21, la Iglesia Sueca, el Consejo Mundial de Iglesias y la YWCA Mundial.

Entre las personas invitadas estuvieron representantes de la Comunidad Internacional Bahá’í, Amnistía Internacional, Swisspeace y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Las y los participantes asistieron a una de las revisiones de los Estados parte en la Convención sobre la Eliminación de toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que se encontraba reunida en Ginebra en aquel momento.

Como contacto de su iglesia para la Red de Mujeres y Justicia de Género de las iglesias de la FLM en América Latina, Ordoñez está trabajando con las mujeres en la iglesia para crear conciencia sobre el nivel de impunidad de los crímenes contra las mujeres en Honduras. El movimiento de mujeres en Honduras está promoviendo una legislación ante el Congreso que exige medidas más duras para los autores de la violencia contra las mujeres.

Las mujeres cristianas son particularmente susceptibles porque todavía se espera que sean sumisas a los hombres, dijo Ordoñez.

“Por tanto, es un gran paso cuando las iglesias dicen no a la violencia contra las mujeres. Las mujeres saben que estamos hechas a la imagen de Dios, que somos iguales a los hombres y que no hay justificación para la violencia contra las mujeres. En nuestras oraciones, todas tenemos en cuenta las violaciones de los derechos humanos que tenemos que soportar. Una tarea de las iglesias es trabajar para poner fin a la impunidad y alcanzar la justicia”.

Uso de la ONU para hacer responsables a los gobiernos

En Honduras, los esfuerzos para defender los derechos humanos pueden ser percibidos como un crimen. El activismo ha costado la vida de defensores/as de los derechos humanos como Berta Cáceres, una ambientalista y líder Indígena, asesinada por sus opiniones hace cuatro meses. Cáceres era conocida de Ordoñez. Durante el taller se supo de la triste noticia del asesinato de otra mujer activista.

“Incluso tenemos la desaparición de madres dejando a niños y niñas pequeñas. Esta violencia contra la mujer es algo que me mueve a poner en acción mi fe Cristiana para servir a mis hermanas. Mi role es profético – anunciar y denunciar” dijo Ordoñez.

La política de género de la FLM es una herramienta poderosa en la lucha contra la violencia de género, particularmente como un medio de identificar a mujeres vulnerables quienes necesitan de apoyo y desarrollar su comprensión de la fe para hacer frente a la injusticia.

Ordoñez espera usar el CEDAW para trabajar con otros movimientos en la sociedad civil y pedir rendición de cuenta del gobierno, que ha sido ratificada por el CEDAW pero no lo ha implementado. La iglesia puede ser un lugar para ayudar para que las mujeres articulen sus voces. Esto contribuirá al proceso de revisión CEDAW de Honduras en tres meses.

“Esta capacitación ha expandido mis horizontes en el sentido de las posibilidades para estar involucrada. Estar aquí y escuchar la experiencia de otras personas ha sido un abrir de ojos. La violencia contra las mujeres tiene la misma expresión en todo el mundo y me permitió descubrirlo estando aquí” dijo Ordoñez.

“¿Por qué quieres trabajar?”

Otra participante de la FLM, Rita Flores de la Iglesia Evangélica Luterana Boliviana, dice que en Bolivia que el sólo hecho de ser mujeres es causa discriminación. “Sobre todo eso, las mujeres Indígenas Aymara tienen que luchar contra la discriminación basada en su vestimenta y el uso de su idioma, así como con la discriminación en el trabajo. A las mujeres rurales esto es resulta particularmente difícil. En las entrevistas de trabajo se van lejos, como si tu marido tuviera un trabajo pagado, incluso preguntando ¿por qué quieres trabajar? Él ya es el sostén de la familia”.

Hace cuatro años, la iglesia Boliviana comenzó a trabajar en la ciudad de El Alto para ayudar a mujeres migrantes a familiarizarse con las leyes nacionales. “Con el gobierno que ha estado en vigor por cerca de 10 años, las mujeres pueden usar muchas leyes para reclamar sus derechos, ahora se ha popularizado sus derechos”.

En una sesión de un taller que usó el teatro para crear conciencia sobre los estereotipos de género y el desequilibrio de poder fue emocionante para Rita porque ella trabaja con muchas mujeres analfabetas. Rita dijo que “el teatro puede ser un medio valioso para enseñarles sus derechos”.

Mientras que la violencia contra las mujeres rompe los corazones, Rita dijo que el dolor impulsa su determinación para sobreponerse a la situación y para construir puentes a fin de que las mujeres con falta de recursos puedan obtener apoyo.

La justicia de género es una cuestión de fe

Durante la apertura del taller, el Secretario General de la FLM, Rev. Dr. Martin Junge dijo que la justicia de género nos atañe como cuestión de fe.

Citó al teólogo José Vigil, “para quienes han oído y visto cómo Dios quiere que este mundo sea, es difícil aceptar el mundo tal como es”.  Dijo que las comunidades de fe han tenido una larga caminata para comenzar a comprender cómo esta afirmación se relaciona con el género, con la justicia de género y las relaciones de poder.

“Estamos apenas comenzando a comprender y  tomándola como convicción de fe de que debe haber justicia en las relaciones de género”.

La justicia de género se deriva de la fe, pero la pregunta es cómo traer esa convicción de fe al espacio público dijo Junge. La política de justicia de género de la FLM es un intento de explicar por qué nos importa la justica de género y nos ayuda a abordar el concepto de género desde una perspectiva teológica y basada en la fe.

Motivó a las y los participantes para ver la manera de hacer del compromiso local una contribución a nivel mundial y espera que el taller pueda enriquecer, animar y mantener el compromiso con la justicia de género.

La organizadora del taller, Cristina Rendon dijo “lo que la FLM y sus socias basadas en la fe buscaron con este taller vincular las acciones que las y los participantes están llevando a cabo en 31 países diferentes con las herramientas de incidencia como las de CEDAW y los mecanismos de Examen Periódico Universal (EPU).

“Las organizaciones basadas en la fe tienen un enorme potencial para apoyar a las mujeres en reclamar sus derechos, pero al mismo tiempo, son claves en desafiar las normas culturales que son dañinas para las mujeres y que perpetúan la discriminación basada en el género”.