“No teman”: Mensaje navideño de la FLM 2018

Pesebre sobre una pared de una iglesia en Bogotá, Colombia. Foto: cortesía de Albin Hillert

 

Hermanas y hermanos muy amados:

Que la gracia y la paz de Cristo en Navidad se multipliquen en ustedes ahora y siempre.

La Navidad, temporada en la que celebramos el nacimiento de Jesucristo, nuestro redentor, está de nuevo aquí.

El Evangelio de Lucas emite una advertencia radical antes del nacimiento de Cristo: “No teman”. Por supuesto, siguen palabras de consuelo: “… les traigo una buena noticia”.

¿Por qué el ángel comienza por “No teman”? El temor causa trauma, disensión, perjuicio y exclusión de las otras y los otros. El temor impide darles alojamiento y hospitalidad, así como ser tolerantes con ellas y ellos.

El temor desencadena y sustenta la desconfianza, lo que puede dar lugar a que personas o comunidades se pierdan la buena nueva. El temor no duda en destruir personas y comunidades. Lamentablemente, en algunas regiones de Nigeria, mi país, las comunidades se polarizaron por líneas étnicas y religiosas, todo por temor del otro.

Debemos vencer nuestro temor del otro para experimentar verdaderamente el tipo de serenidad que se puede transponer al resto de la sociedad. No podemos permitir que el temor interrumpa nuestra coexistencia pacífica de seres humanos, sobre todo, en un mundo donde las distancias geográficas ya no nos separan. Nuestra hospitalidad hacia aquellas y aquellos que consideramos extranjeros porque son de distintas religiones, culturas o lugares, solo puede ser creíble si primero disipamos nuestros temores.

La buena nueva de Jesucristo solo se puede recibir verdaderamente cuando el temor se neutraliza. Dicha buena nueva debería inspirarnos para estar más comprometidos con el servicio a la humanidad. Por lo tanto, si somos mensajeros de esa buena nueva, debemos liberarnos del temor de intervenir en situaciones peligrosas. No debemos tener miedo de cuestionar y enfrentar a las fuerzas, las estructuras y los sistemas que impiden la realización de la plenitud de la vida de todos los seres humanos.

La celebración del 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 2018 indudablemente nos impulsa a ser valientes para resistir y condenar abiertamente los actos que violan los derechos humanos y la dignidad de otras personas.

Hermanas y hermanos, el ángel se dirige hoy a nosotros para que no temamos; para que recibamos la buena nueva con gratitud; para que avancemos y seamos proféticos en nuestro compromiso con el mundo. El Cristo de la Navidad nunca toleró la injusticia ni la violencia. Seguidoras y seguidores de ese mismo Cristo, no debemos aceptar compromisos sino ser intencionales en nuestras acciones en pro de una justicia auténtica, una paz verdadera, una tolerancia hospitalaria y una diakonia vivificadora.

Permítanme reiterarles las palabras del ángel: “No teman…”

Feliz Navidad.

Arzobispo Dr. Panti Filibus Musa
Presidente de la Federación Luterana Mundial

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