"No sólo abstención, sino también acción compasiva": mensaje de Cuaresma de la FLM

La Cuaresma es “una invitación a acercarse a Cristo mediante prácticas espirituales intencionales, mientras se responde al amor de Cristo a través de acciones compasivas hacia los demás”. Foto: Aldo Luud/Õhtuleht

 

Estimados líderes de las iglesias miembros de la FLM, queridas hermanas y queridos hermanos:


La Cuaresma es un tiempo importante en nuestras iglesias. Es un tiempo para recordar el sufrimiento de Cristo y centrarse en el amor de Dios. Para muchos, es un tiempo de abstención, de pasar siete semanas sin algo, ya sea un determinado hábito, el uso de las redes sociales, el (sobre)consumo de carne o algo similar.


Uno de mis pasajes favoritos para la Cuaresma es Isaías 58:1-9, donde el profeta del Antiguo Testamento comparte una comprensión del ayuno que para mí resuena con el propio ministerio y la vida de Cristo. Cuando Jesús proclamó que había venido «a anunciar la buena nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos» (Lucas 4:18), se hizo eco del ayuno que Isaías había descrito siglos antes.


Isaías rechaza cualquier gesto de abnegación que intente manipular el favor de Dios. En su lugar, dice:


«¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los oprimidos y romper todo yugo?» (Isaías 58:6)


Cuando vemos la Cuaresma a través de la lente de este pasaje, puede verse como una invitación a acercarnos a Cristo a través de prácticas espirituales intencionales y, al mismo tiempo, responder al amor de Cristo a través de la acción compasiva hacia los demás. Siete semanas sin nada no deberían ser un tiempo de indulgencia centrada en uno mismo, sino que pueden ser un tiempo de abstenerse deliberadamente de algo, por el bien de los demás. Pero lo más importante es que la Cuaresma debería ser un tiempo de siete semanas con algo: con más oración, con más atención a Cristo, con más compasión por el prójimo.


Estamos al comienzo de nuestro viaje compartido hacia la Semana Santa y la Pascua. Mi esperanza y oración es que lo hagamos practicando el «ayuno con» en forma de cuidar unos

de otros, mostrando misericordia a nuestros vecinos cercanos y lejanos. No como una forma de ganarse la salvación, sino como una expresión del amor de Dios.


Esto es muy necesario en el mundo actual, que parece estar perdiendo el sentido de la empatía y la misericordia. En cambio, el tiempo de Cuaresma debería ser un recordatorio de que el cristianismo predica la «caristocracia» (de la palabra griega para «gracia», charis) y no la meritocracia cuestionable. Cuando nuestro trabajo brota del amor de Dios, la promesa que leemos en Isaías puede convertirse en nuestra realidad: «Entonces invocarás, y el Señor te responderá; clamarás, y dirá: «Heme aquí»» (Isaías 58:9).


Adjunto a esta carta, hay una actualización de María Immonen, quien dirige el trabajo humanitario y de desarrollo de la FLM, reflexionando sobre las realidades que algunas de las personas más vulnerables están encontrando hoy en día.


En nuestra comunión global, hay muchas formas de observar la Cuaresma. ¿Cuáles son las prácticas en su iglesia? ¿Cómo está usted marcando la temporada de Cuaresma? Le agradecería que encontrara un momento para compartir conmigo su próxima jornada de Cuaresma. Que este tiempo de preparación para el Viernes Santo y la Pascua se convierta también en un tiempo de fortalecimiento de los lazos espirituales dentro de nuestra comunión global.


Les deseo una bendecida Cuaresma que les acerque a Cristo y les envíe como instrumentos del amor de Dios en el mundo.

 

Rev. Dra. Anne Burghardt

Secretaria General

Leer el mensaje en ingles