Mujeres Luteranas celebrando los 500 años de la Reforma

"Tenemos la esperanza de que haya más aceptación y participación de la mujer en las comunidades, que sean respetados sus derechos, que se les reconozca su potencial y sean tratadas con dignidad" dijeron las Mujeres de la IECLB en su Encuentro Nacional. Foto: Portal Luteranos

 

FOZ DO IGUAZU / Brasil (LWI) - Los días 17, 18 y 19 de marzo más de dos mil mujeres de diferentes regiones de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana del Brasil (IECLB) participaron en el Encuentro Nacional de Mujeres bajo el lema "Mujeres Celebrando los 500 Años de la Reforma".

El evento contó con la Revda. Dra. Elaine Neuenfeld, Secretaria para Mujeres en Iglesia y Sociedad de la Federación Luterana Mundial como conferencista principal. Neuenfeldt quien destacó el empoderamiento de las mujeres para su testimonio y acción en la iglesia y sociedad, así como la importancia de ser escuchadas, estar envueltas en los espacios de decisión y el valor del movimiento de las mujeres en la continua reforma. Mujeres de Iglesias hermanas de Argentina, la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, la Iglesia Evangélica Luterana Unida, la Iglesia Evangélica Luterana de Colombia y la Iglesia Evangélica Luterana Boliviana participaron en este trascendente evento.

"Para mí comprender que entre la presencia y participación de la mujer en la iglesia y la sociedad hay una iglesia hay una diferencia enorme es importante. Vuelvo motivada a que se promueva la participación efectiva las mujeres en mi iglesia. Fue una experiencia maravillosa haber podido conocer y compartir con muchas mujeres en esta celebración tan significativa como es la de los 500 años de la Reforma" expresó Rosaura Buitrago de la Iglesia Evangélica Luterana de Colombia

Como resultado del Encuentro Nacional las mujeres redactaron un mensaje para la Iglesia y Sociedad, el mismo que se transcribe a continuación:

Revda. Dra. Elaine Neuenfeldt durante la presentación principal en el encuentro.

En el año que conmemoramos los 500 años de la Reforma, hermanadas en la comunión y el testimonio de mujeres luteranas de todo el mundo, reflexionamos en este encuentro sobre la importancia no sólo de la presencia de las mujeres, pero principalmente de su participación en la Iglesia. Constatamos que las mujeres siempre estuvieron presentes para servir, pero poco pudieron participar con su voz, con su poder de decisión y con autonomía de trabajo. Participar es más que estar presente. En la participación las voces son escuchadas y las opiniones con compartidas y respetadas.

Para transformar esta postura es necesario ponerse en movimiento y al ponerse en movimiento podemos percibir las situaciones que nos limitan. Para que la nueva vida surja, es preciso fuerza, es necesario empujar con la ayuda del grupo, de forma colectiva.

Que la cultura no sea utilizada como barrera para limitar a las mujeres a un papel secundario y sin posibilidad de protagonismo. Recordamos especialmente que aún hay Iglesias que no permiten la ordenación de mujeres al Ministerio o inviabilizan su participación.

Respetar las diferencias, evitando el antagonismo, pues importa que la interpretación de la Palabra promueva al Cristo que vive y anuncia el amor y la defensa de aquellos y aquellas que están en situación de discriminación.

En ese movimiento de escuchar y hablar se hace necesario que el diálogo ocurra entre iguales, en el mismo nivel, con personas que se reconocen y se pueden mirar a los ojos.

Al recordar y nombrar mujeres de la Biblia, ejercitamos la memoria que pasa por el corazón. Es fundamental recordar aquellas mujeres, pero también incluir en esa historia a las mujeres que hicieron y hacen parte de esta Iglesia. Como Catarina von Bora y tantas otras mujeres que se empeñaron por el movimiento de la Reforma, aprendemos que las mujeres también hicieron y hacen teología.

Que los nombres de mujeres y sus acciones sean también registrados en salones comunitarios, calles, plazas, comunidades y obras de servicio. Para que su memoria no se apague y sirva de ejemplo para las mujeres de las futuras generaciones, y asuman su papel en la Iglesia y la sociedad.

Que la justicia de género sea instrumento que auxilie a hombres y mujeres a vivir en armonía y respeto; para que los hechos, como el tratamiento desigual entre hombres y mujeres, la violencia contra las mujeres, el femicidio y tanta violencia de los derechos humanos, cesen.

Entendemos que es necesario desarreglar este mundo organizado de forma injusta. Por ello nos ponemos en movimiento. Somos mujeres en el movimiento de la Reforma que continúa siempre reformándose. No vamos a esperar otros quinientos años para que esto suceda. Deseamos ser escuchadas y participar en los espacios de decisión de esta Iglesia y capacitarnos para esto.

Si para abrir el Mar Rojo fue preciso dar un primer paso, somos mujeres en movimiento ya somos una multitud. A partir de estas constataciones nos desafiamos a nosotras mismas y a la Iglesia como un todo: que las mujeres acepten las presidencias dentro de varias instancias de la IECLB; ya estamos bastante aptas como vices; que participen y no solamente que estén presentes, que los estatutos contemplen cupos para mujeres y para jóvenes como ya se hace en la FLM, que se discutan y conversen en los grupos lo que realmente interesa a las mujeres, que este movimiento se restrinja a los muros de las Iglesias, más que actúe también en la sociedad y se cale sobre la amenaza de pérdida de derechos de las mujeres trabajadoras y también de los hombres trabajadores; mirar y valorizar más las historias de mujeres en la Biblia y que quedan escondidas y darles voz y visibilidad; percibir la importancia de la amistad entre hombres y mujeres y que ello no se deje afectar por la discordia y competición sembrados por el patriarcado. Recordemos que mujeres y hombres tienen la misma misión, en pie de igualdad, porque fueron creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 27).

Tenemos la esperanza de que haya más aceptación y participación de la mujer en las comunidades, que sean respetados sus derechos, que se les reconozca su potencial y sean tratadas con dignidad. Porque tener esperanza es levantarse e ir detrás, construir y no desistir, es llevar adelante las tareas. Tener esperanza es juntarse con otras y otros, para hacer las cosas de modo diferente. Que, en este movimiento, caminemos juntos, prestando atención a fin de que esta caminada sea llevada a cabo con amor.

Mensaje en Portugués Red de Comunicaciones LAC

Fueron varios los momentos de celebración y oración. Foto: Portal Luteranos.
El Centro de Apoyo y Promoción de la Agroecología -CAPA- contó con un Stand en el que promocionó la campaña "Comida buena en la mesa". Foto: Portal Luteranos
Los diferentes sínodos y regiones de la IECLB presentaron sus trabajos y actividades. En la foto Sínodo Vale do Itajaí. Foto: Portal Luteranos
Mujeres que participan de la Pastoral Popular Luterana en su stand. Foto: Portal Luteranos