Mensaje Navideño: Démosle una oportunidad a la aventura del Evangelio

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En los primeros versículos del Evangelio de Juan, el evangelista nos cuenta una historia sobre la creación: sobre el Dios que creó el universo, que es vida y que generosamente la comparte con ella. De esto fluye proclamar que la creación de Dios continúa a través de Cristo -el propio Hijo de Dios- que vino a la tierra como luz divina que atravesó las tinieblas. Cuánto anhelamos nosotros experimentar esta proclamación divina sobre la esperanza: que la luz ha venido a nuestra tierra y que “la oscuridad no la alcanzó”.

Para nosotros que vivimos en el hemisferio norte, la oscuridad en esta época del año es notable. En mi país está oscuro hasta las 8.30 de la mañana, y vuelve a oscurecer a media tarde. Esta oscuridad física apuntala la oscuridad que encontramos cada día a través de los medios de comunicación, compartiendo relatos sobre el mal y el sufrimiento humano infligido a la gente común, como las personas que viven en todo el mundo, en países como Ucrania, Palestina/Israel, Sudán, Venezuela o Myanmar, por citar algunos ejemplos.

En la Asamblea de Cracovia en Polonia, escuchamos sobre la persecución a la que están expuestas nuestras iglesias miembro y otros cristianos en Asia, el Medio Oriente y otros lugares. Visitamos el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau como parte de nuestro programa, y allí vimos hasta dónde puede conducir el odio y la exclusión. Colocamos una corona en nombre de la Comunión Luterana, y en la cinta escribimos: ¡Nunca más!

No obstante, todavía continuamos experimentando la propagación del mal humano. El sabor de la fruta prohibida persiste y causa distancia entre Dios y los seres humanos, y entre los propios seres humanos. Necesitamos la intervención de Dios. Necesitamos el nuevo comienzo que promete el Adviento. Necesitamos escuchar aquello que no podemos anunciarnos a nosotros mismos: Dios se ha acercado a nosotros con su amor y gracia divina. ¡La división entre Dios y los humanos ha sido reconciliada por la venida de Cristo y la oscuridad ha perdido su poder!

El Evangelio de Navidad es una llamada a abrir los ojos en los lugares inesperados, para ver a Dios aquí entre nosotros junto a la esperanza. Es una llamada a la acción, para que con la declaración de amor de Dios podamos ir al mundo como agentes de esperanza y de acción. La alegría y la paz de la Navidad florece al ser compartida.

Una vez presencié en un hogar diacónico para hombres socialmente marginados, a dos usuarios regalando al director un ramo de flores y un poema para su cumpleaños. En el poema escribieron:

'Es imposible', dijo el Orgullo, 
'Es arriesgado', dijo la Razón,
'Es inútil', dijo la Experiencia, 
'Démosle una oportunidad', dijo el Corazón.

Estos dos hombres no tenían un estatus, pero entendieron lo que significa que Dios irrumpa en nuestro mundo: la Navidad es la celebración del amor. Cuando la luz de Dios en Cristo toca el corazón, entonces la esperanza echa raíces, y encontramos la valentía para vivir a través de la nueva realidad divina, que por Cristo habita en el mundo. Estamos llamados a compartir esta luz incluso en los lugares más oscuros.

No es fácil de comprender, pero démosle una oportunidad. No siempre es fácil de vivir, pero démosle una oportunidad. Dios nos está llamando a la aventura del Evangelio. 
Con mis mejores deseos Feliz Navidad, y que la paz de la Navidad encuentre un lugar en nuestros corazones. 

Obispo Henrik Stubkjær 
Presidente de la Federación Luterana Mundial