Larissa, la primera persona ciega en finalizar estudio de teología en la FLT

Larissa Gebien Henkels es la primera persona ciega en graduarse en la FLT y ahora se encuentra iniciando su trabajo como obrera en una misión de la Iglesia. Foto: Edemir Henkels


GINEBRA (LWI) – El día 2 de agosto es una fecha muy especial para la Facultad Luterana de Teología (FLT) de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB) y para Larissa Gebien Henkels, la primera persona ciega en concluir su formación como Bachiller en Teología en esa casa de estudios. Larissa es ciega de nacimiento y concluyó con éxito la formación que había iniciado en 2015. Durante este tiempo, ha sido un gran ejemplo de superación y un bello testimonio de fe. Desde la casa de estudios señalaron que ha contribuido de manera significativa en lo que respecta a las reflexiones y acciones sobre diaconía en torno a la accesibilidad y el cuidado de personas con discapacidad, en la formación y en la visión institucional de la facultad.

“Para mí, la graduación fue el final de una etapa que, a veces, fue muy agotadora”. “Haber logrado graduarme fue una gran alegría”, reflexiona Larissa Gebien Henkels, tal como un proceso que la anima mucho, ya que comprende que el logro fue con la ayuda de Dios: “el día que a veces pensaba que no llegaría, llegó”. Entre tanto, no sólo considera que es el final de una etapa, sino el comienzo una nueva relacionada al trabajo. “He buscado trabajo, pero hasta hace unos días nunca me habían contratado. Estaba cansada de estudiar, así que terminar la etapa de estudios es muy importante para mí, pero sé que en esta vida siempre tenemos cosas nuevas que aprender”, dice.

Hacia fines de 2020 había defendido su trabajo de conclusión de curso, en el que trabajó sobre “El ejercicio del ministerio con ordenación de una persona con discapacidad: un estudio a partir de Levítico 21, 16 – 24” que contó con la orientación del Prof. Dr Roger Marcel Wanke. De esa manera, está vivenciando en la práctica la temática de su trabajo de conclusión en la Comunidad de Misión Evangélica Unión Cristiana (MEUC) de Fraiburgo, a través del HABILITAR (período práctico de habilitación al ministerio). De ese modo, Larissa es también la primera obrera ciega actuando en ese ministerio misionero, sirviendo con sus dones y su visión diaconal.

Recorriendo caminos y cumpliendo sueños:
El 15 de julio de 2014 había conocido el Campus de la Facultad Luterana de Teología, descubriendo con gratitud que había materiales digitalizados y que pudo sentir en sus pies las líneas guías en el piso (suelo podotáctil) que sirve para que las personas ciegas y de baja visión puedan ubicarse y moverse en un determinado espacio. Luego de inscribirse y aprobar el acceso a la universidad, pudo vivenciar dos aspectos muy importantes para su vida: fue tratada con igualdad y respeto más allá de su limitación de no poder ver; y por otro lado, en ese ambiente pudo conocer a Edemir, quien hoy es su esposo y por lo cual había orado desde los 15 años. “Es mi compañero de vida, alguien que me quiere por la persona que soy y no por mis características”. “Me trata como a una persona normal, no se compadece de mí porque soy ciega, me ve como su compañera y eso está muy bien”, relató al referirse a su esposo, con quien comparte no sólo la vida, sino también el llamado de Dios y el ministerio.

Sus mayores dificultades estuvieron relacionadas a la autonomía que tuvo que desarrollar, en especial respecto de las horas de prácticas de trabajo comunitario en la iglesia, debido a que fue necesario lidiar con la cuestión de ir y venir a diferentes lugares. Por otro lado, se involucró mucho en los asuntos sociales de la ciudad y participó en la fundación de una asociación para personas con discapacidades visuales. Sin embargo, en una mirada retrospectiva, destaca: “estoy muy agradecida a Dios por haber estudiado teología, porque me hizo madurar mucho”.

Descubrir la gracia de Dios en la propia vida:
Desde que era niña sentía se sentía empujada a la búsqueda de respuestas en la palabra de Dios, en la que encontró fortaleza y sostén en los momentos difíciles. Entre tanto, solo le fue posible descubrir la Biblia, porque su comunidad de origen le regaló un ejemplar en audio grabada con la voz de Cid Moreira, un conocido periodista, locutor y presentador brasileño. “Recuerdo que cuando escuché la buena noticia del perdón de Dios y el nuevo comienzo que me da en Cristo aunque no lo merezca, quise salir corriendo a anunciar esta buena noticia al mundo, quise abrazar a cada persona que se me presentaba, tal era la alegría que invadía mi corazón”. “Deseo que todas las personas conozcan el amor incondicional de Dios y vivan su fe de forma coherente”, señaló y puntualizó que considera que “el ministerio consiste en llevar a la gente a Dios y a su Palabra”.

En este momento trabaja como misionera en la Misión Evangélica de la Unión Cristiana, un movimiento dentro de la IECLB. Trabajando además a tiempo parcial en el programa de periodo de prácticas habilitar. Su trabajo se centra en la comunidad, principalmente en la predicación en los servicios y los mensajes en los grupos con una vocación existencial de incluir a las personas con discapacidad en la iglesia y en el reino de Dios. Considera que todos, personas con discapacidad o no, están llamados en Jesucristo, “a tener una vida de comunión con Dios y con el prójimo”. Sin embargo, la evidencia muestra que “a veces parece que las personas con discapacidad somos inferiores y necesitamos más ayuda que otras personas, pero todos dependemos de Dios y somos interdependientes los unos de los otros, nadie es autosuficiente, aunque intentemos llevar nuestra vida de esa manera, estamos hechos para la comunión”, profundizó.

La poesía como modo de expresión teológica:
Al inicio de 2021, Larissa publicó el libro de poesías “Como yo veo el mundo: aprendizado, revueltas, luchas y victorias”, a través del cual comparte y testimonia parte de sus aprendizajes en las aulas, en la convivencia con docentes y estudiantes. Larisa es una mujer con coraje y sincera, que comparte de forma simple y humilde, sus revueltas, luchas y victorias con su discapacidad, como también su relación con Dios y con las personas.

Al repasar el origen de este proyecto, relató que en una clase de Escritura Confesional tuvo una inspiración de rimar a partir de una frase del profesor. Empezó a escribir y al final del semestre, la rima dio lugar a un poema de más de 10 páginas sobre la confesionalidad luterana. Cuando compartió el resultado con el profesor y con otros, fue elogiada y recibió el aliento para seguir escribiendo. El incentivo la conectó con el sueño de la infancia de escribir un libro, por lo que en dos meses ya tenía más de 150 páginas y un año más tarde unas 300 llenas de poesías. Si bien en el pasado escribía textos similares sobre Dios y las enviaba por correo electrónico, “el libro fue la realización de un sueño, pero creo que también es una forma de escribir sobre Dios para la gente”, concluyó.

Red de Comunicaciones – LAC