La pastora Juliana Alonso Pomposo fue ordenada en México

La iglesia de fiesta con la ordenación de la quinta mujer al pastorado de la Iglesia Luterana Mexicana. Foto: SEMLA

 

CIUDAD DE MÉXICO / México (LWI) La Iglesia Luterana Mexicana (ILM) vivió un momento de celebración y emoción, al llevar a cabo la ordenación de la pastora Juliana Alonso Pomposo, la quinta mujer ordenada en toda la historia de la ILM. El culto se llevó a cabo en el templo Santísima Trinidad del centro de la ciudad de México, donde Alonso Pomposo ya lleva un tiempo trabajando, primero desde la virtualidad en los tiempos de pandemia y luego con un trabajo presencial. El culto fue acompañado por la Iglesia Evangélica Luterana de los Estados Unidos (ELCA) con la presencia del pastor Michael Busbey. Además, hubo participación de varias iglesias, lo que marcó una celebración ecuménica.
 

Pastores y pastoras de la ILM que participaron de la ordenación de pastoral. Foto: SEMLA

Hubo un reconocimiento a las mujeres, que desde el primer siglo de la era cristiana fueron una voz importante en la historia y en el nacimiento de las comunidades. Reflexionaron señalando que la ordenación de mujeres se basa en el mismo momento de la resurrección de Jesús, cuando se les aparece y confía en ellas para ser portadoras de las buenas nuevas. Además, hicieron un recorrido de la historia de las mujeres dentro de la propia ILM, destacando a las misioneras, las esposas de los pastores, las diaconisas, así como las anteriores pastoras ordenadas.

La pastora recibió, entre otros presentes, un chal tejido por las mujeres del grupo Tienda Roja, que lleva seis años trabajando con una reflexión desde la perspectiva de género en la Iglesia Cristo. La prenda entregada tiene un sentido simbólico, en tanto se pueda sentir abrazada y cobijada por mujeres protagonistas de este tiempo en la iglesia de México. Finalmente, toda la comunidad ecuménica la bendijo en un símbolo muy profundo. Luego participaron de la Santa Cena, que fue instituida por la propia pastora Juliana Alonso Pomposo y por la pastora Ángela Trejo Haager. Luego fue acompañado por el pastor Roberto Trejo, presidente de la ILM y por el pastor Moisés Pérez Espino.

La pastora Juliana Alonso Pomposo en el momento de su ordenación al ministerio pastoral de la ILM. Foto: SEMLA

Juliana Alonso Pomposo es originaria de la Ciudad de México. Es Magister en Teología por la Comunidad Teológica de México; forma parte del cuerpo docente del Seminario Luterano Augsburgo (SEMLA) y de la Comunidad Teológica de México, en las áreas de biblia, teología y pastoral. En agosto de 2020 fue instalada en la Iglesia Evangélica Luterana “Santísima Trinidad” perteneciente a la Iglesia Luterana Mexicana (ILM), el 26 de febrero fue ordenada al ministerio pastoral.

¿Por qué optaste por el camino del ministerio y qué personas o situaciones influyeron?
Desde muy pequeña (5 años) quise dedicarme a la pastoral. En la comunidad de fe donde crecí había una mujer ejerciendo este ministerio, su acompañamiento y empatía con quienes formaban parte del grupo y de manera particular con la niñez, me hizo pensar en la posibilidad de ejercer un tipo de liderazgo similar cuando tuviera mayor edad. 

Al paso del tiempo la comunidad vivió un quiebre porque le fue impuesto un liderazgo (masculino) y desafortunadamente se volvió un espacio fundamentalista y autoritario; las violencias eclesiales de diferentes tipos atravesaron mi vida, mi fe y mi sentir comunitario de manera significativa, pero también afectaron a otras mujeres. Nuestras voces fueron silenciadas, nuestros liderazgos censurados, y nuestros saberes minimizados. 
Esta experiencia me hizo pensar en la posibilidad de crear espacios alternativos donde la voz de las mujeres (de manera intergeneracional) estuviera presente, donde nuestras reflexiones fueran escuchadas y nuestros liderazgos potenciados, y que esto no se quedara solo en el espacio eclesial, sino que tuviera incidencia también fuera de él; es decir, que tuviéramos una incidencia socio política. De manera que las experiencias de violencia y el deseo de transformación de esa realidad también me hicieron optar por el pastorado. 
Con el paso del tiempo, al optar por la formación bíblico-teológica, tuve la posibilidad de enriquecerme de la vida y experiencias de múltiples profesoras, profesores, amigas y amigos que me inspiran, animan, y fortalecen en este caminar. 

¿Qué significa para ti la ordenación?
Para mí la ordenación significa un camino en varios sentidos. En primer lugar, optar por este camino es sinónimo de valentía; ser mujer pastora en un país altamente patriarcal es complejo, así que en los pasos del día a día es un reto ejercer este ministerio, por lo tanto, la ordenación es un acto de resistencia. Por otro lado, este camino posibilita el encuentro con otras y otros, que con determinación asumen su liderazgo y se disponen a mostrar un evangelio liberador que impacte en los espacios de fe y fuera de ellos. Asimismo, este camino es una senda esperanzadora, porque la posibilidad de movimiento se hace presente. Así que, no hay manera de detenerse, se sigue adelante con los saberes de aquellas y aquellos que hemos asumido esta vocación. Finalmente, este camino es amor, porque siempre esta con los brazos y oídos abiertos para todas aquellas y aquellos que quieran sumarse y caminar.

¿Cuál es tu anhelo en el trabajo pastoral? ¿Qué tipo de trabajo te gustaría hacer?
Mi trabajo pastoral se enfoca en lo que llamamos una ekklesía de iguales, donde todas y todos tenemos participaciones activas, donde nuestras voces y liderazgos son ejercidos en libertad, sin “etiquetas” de ningún tipo (raza, género, edad…); más bien, buscamos que este espacio sea un shalom para quienes formamos parte de él. Asimismo, trabajo y apuesto a la creación de espacios de reflexión, diálogo, apertura, donde la voz de las mujeres, la niñez y las juventudes estén presente, pero también que estas voces dentro y fuera de la comunidad de fe, sean una voz profética, que lea los signos de los tiempos y actúe mostrando un evangelio de amor, gracia y justicia. 

¿Qué testimonio te gustaría dar como pastora Luterana?
Ser pastora luterana me ha transformado de manera significativa, ser parte de una comunidad con apertura, amor, sororidad, ha sido un bálsamo en medio de una realidad donde abunda la violencia en todos los sectores, incluyendo el eclesial. El abrazo y acompañamiento de mis colegas pastoras, de las mujeres de las diferentes comunidades y de nuestros pastores y hermanos aliados, me hace tener fe en que otra realidad es posible dentro y fuera de la iglesia. 

Algo más que quisieras agregar...
A todas las mujeres que ejercen este ministerio les agradezco su valentía, su fortaleza y su amor a esta vocación, porque sus vidas me inspiran y animan a seguir adelante. A quienes están considerando el pastorado les digo que, por difícil que sea este recorrido, “nadie suelta la mano de nadie”, sépanse acompañadas y abrazadas por una hermana, amiga y compañera de camino en México.

Red de Comunicaciones - LAC