¡Jóvenes hechos con valor!

Durante la actividad en Timbó. Foto: Julian Alexander Bauer

Santiago de Chile/Ginebra (LWI) - El pasado Julio, más de 1,500 personas jóvenes de veintidos iglesias Luteranas del mundo se dieron cita al Congreso de Juventud (Congrenaje) auspiciado por la Juventud de la IELCB y acompañado por las oficinas de la comunión de Iglesias Luteranas a nivel mundial promovió la constante reforma entre las personas particiando. De esta experiencia, Karl A. F. Michael B de 23 a´nos de la Iglesia Luterana en Chile (ILCH) comparte el valor de la juventud:

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12

Ser adolescente y joven, para muchos significa una etapa de búsqueda, de vivir nuevas experiencias, como también de inseguridades y miedos. El encontrar una identidad propia se transforma en algo vital. Pero, en ese caminar que parece un tanto oscuro e incierto, ¿existe acaso una luz que nos brinde seguridad y paz?

Cuando escuché por primera vez el nombre del Congrenaje “Por la Gracia tenemos valor”, no se me ocurría a que hacía referencia el tema. Pensé, “¿será un llamado a ser valientes? ¿A que tengamos valor de enfrentar el mundo?” Tenemos valor, en cuanto Dios nos valora a nosotros y nosotros también nos valoramos como personas que somos. Pero también, ese valor y seguridad que nos entrega Dios permite enfrentarnos a los caminos sinuosos que nos pone la vida, avanzar con valentía hacia el frente!

Este Congrenaje, sin duda,  puso de relieve muchas cosas en mi vida. Una de ellas el valor que nos damos como personas. Muchas veces pensé en mi adolescencia que no tenía importancia, que era inútil e incompetente, ¿Dios por qué me has hecho así? ¿En realidad me quieres tal como soy?, era lo que siempre se venía a mi mente. La respuesta es hermosa y sencilla, pero a la vez tremendamente compleja de asimilar. Dios nos acepta como somos, Él nos ha hecho perfectos!

El conocer tantos jóvenes diferentes, con personalidades y dones tan diversos, me hizo ver lo importante que somos cada uno de nosotros, y cómo Dios nos ha creado de manera tan única. Algunos son muy expresivos e inquietos, regalando cariño y abrazos por doquier, otras más tranquilos y calmos, transmitiendo serenidad en los momentos de algidez, o simplemente están aquellos que con una sonrisa o mirada entregan calidez a los demás

¿Cómo podemos formar parte de un gran cuerpo si no hemos valorado nuestra función, lo qué somos? ¿Acaso el corazón hace menos que el pulmón? ¿O el riñón más que el hígado? Sin uno de ellos este cuerpo estaría desfallecido. No despreciemos lo que Dios nos ha dado, valorémoslo, potenciémoslo y compartámoslo!

Es con esta actitud que debemos hacer frente a nuestra vida, de forma segura y confiada, teniendo la certeza de que Dios nos ha dado nuestros caracteres, dones y habilidades con un propósito, para ser utilizados y no escondidos. No nos avergoncemos por ser jóvenes ni por nuestras formas de ser, demostremos que estamos hechos por y para Dios.

Seamos como el “Grito de la Juventud”, donde 1500 jóvenes fuimos capaces de levantar la voz por la calles de Timbó, sin vergüenza alguna. Seamos como una fuente llena de vida, que inspire el amor de Cristo. No tengamos miedo a saltar. Seamos jóvenes que caminamos con valor.

Red de Comunicaciones LAC