Iglesia Guatemalteca ayuda a familias que se recuperan del impacto del huracán en medio de COVID-19

Gracias al apoyo de emergencia de la comunión luterana, Gregorio Pérez y otras personas de la aldea de Shupa replantan las cosechas perdidas por dos sucsivos huracanes. Foto ILUGUA

 

La comunión luterana apoya a las comunidades agrícolas rurales que lo perdieron todo

ZACAPA/Guatemala / GINEBRA (LWI) - Para Gregorio Pérez, líder de los indígenas mayas chortí en el departamento de Chiquimula, al sureste de Guatemala, el creciente número de casos de coronavirus (COVID-19) no es la única crisis que le preocupa. Muchas personas en su pueblo natal de Shupa todavía están en proceso de aceptar los daños causados ​​por los huracanes ETA e IOTA que también azotaron Nicaragua y Honduras en noviembre pasado.

En Shupa, las inundaciones de las dos tormentas tropicales destruyeron casas, arrasaron campos de maíz, frijoles, verduras, árboles frutales, lotes de madera y ganado, acabando con los medios de vida de muchas familias. A mediados de enero, el agua había disminuido y, aunque la recuperación tomará mucho tiempo, Pérez y su familia han tenido suficiente comida para sobrevivir, repararon algunos de los daños en su casa y comenzaron a plantar nuevos cultivos, con la ayuda de la Iglesia Luterana de Guatemala. (ILUGUA).

“Las carreteras fueron destruidas, los puentes arrasados ​​por las corrientes de agua y muchas comunidades quedaron incomunicadas, incrementando el aislamiento causado por el COVID-19”, dijo el presidente de ILUGUA, Rev. José Pilar Alvarez Cabrera.

"La gente de las zonas rurales depende de la agricultura para sobrevivir. Cuando lo pierden todo, su futuro es incierto porque no tienen otra fuente de ingresos", agregó.

Habitantes de Shupa, predominantemente indígenas Maya Chortí, perdieron sus cosechas a causa de dos sucesivos huracanes. La inundación arrasó con todos los cultivos. Foto: ILUGUA

 

La Federación Luterana Mundial (LWF) apoya los esfuerzos de socorro en el caso de desastre a la ILUGUA como un proyecto de respuesta rápida. Los 5.000 euros que recibió la iglesia en diciembre se destinaron a la compra de alimentos, incluidos maíz, frijoles, café, azúcar y aceite de cocina para las 100 familias gravemente afectadas en Shupa y otras aldeas, sumando un total de 900 personas.

La iglesia adaptó las medidas de seguridad establecidas por COVID-19 en el país y optó por una entrega de suministros puerta a puerta para evitar el hacinamiento en los posibles puntos de distribución de las iglesias. Los líderes y lideresas de las congregaciones y trabajadores/as diaconales continúan haciendo un seguimiento del bienestar de las familias afectadas. “Gregorio y su familia tienen muchas esperanzas de recuperarse de los efectos de las grandes tormentas”, señaló Álvarez, luego de una visita de evaluación a Shupa.

La recuperación llevará tiempo. Las tormentas arrasaron carreteras y puentes, desconectando a las personas y ralentizando la prestación de servicios. Foto: ILUGUA.

 

La mayoría de las congregaciones de ILUGUA están ubicadas en Zacapa y Chiquimula, áreas que el gobierno declaró recientemente como zonas de alerta roja por COVID-19. Según la Organización Mundial de la Salud, Guatemala, con una población de 17,2 millones de personas, había registrado más de 171.000 casos de coronavirus y más de 6.280 muertes hasta el 22 de febrero.

Durante las restricciones COVID-19 en Guatemala que incluyeron cierres de fronteras y un toque de queda nacional entre marzo y octubre del año pasado, la FLM apoyó a ILUGUA a través del Fondo de Respuesta Rápida COVID-19 de la comunión. La iglesia compró y distribuyó alimentos, mascarillas y desinfectantes para los miembros de la congregación y otras familias que enfrentaban dificultades.

LWF/P. Mumia

Traducción Red de Comunicaciones LAC