"Ha Resucitado"

Presidente de la Federación Luterana Mundial, Arzobispo Dr. Musa Panti Filibus. Foto: FLM/Eugenio Albrecht

 

El mensaje de Pascua deja claro que la verdad vive, la esperanza perdura, el amor triunfa y la salvación ha llegado. (Mateo 28:1-10) Hermanas y hermanos, una vez más, como seguidores de Cristo en el mundo entero, nos detenemos a contemplar el mensaje de Cristo resucitado. Con los ojos y corazones de fe de las tres mujeres que fueron al sepulcro muy temprano por la mañana de Pascua y con los discípulos miramos al lugar donde fue colocado el cuerpo de Cristo y volvemos a encontrar la respuesta del ángel: “No teman, porque sé que buscan a Jesús, quien fue crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, así como dijo. Vengan, vean el lugar donde estaba puesto. Vayan de prisa y digan a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. He aquí va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. He aquí se los he dicho” (vv. 5-7). Al contemplar el relato de la resurrección, estemos abiertos a la guía del Espíritu Santo para encontrar nuevas ideas que nos capaciten a fin de participar en acciones dadoras de vida dondequiera que estemos.

El viernes, las seguidoras y los seguidores de Jesús lo vieron morir en la cruz; vieron que se hacía rodar una piedra enorme para encerrar su cuerpo muerto en el sepulcro. A la vista de esa piedra que sellaba el sepulcro, su esperanza se desvaneció a pesar de que Cristo les hubiera asegurado que resucitaría. Nosotros y nosotras hubiéramos estado en la misma disposición desesperanzada.

 

El domingo por la mañana temprano, estas hermanas fueron al sepulcro de Jesús, tristes, deprimidas, confundidas y afligidas. Entonces, se encontraron con la noticia que transformó su estado taciturno en gozo en abundancia, que ¡Jesús había resucitado! El sepulcro estaba vacío. Con inmenso gozo y alegría, las mujeres volvieron corriendo a dar las buenas nuevas de la resurrección de Cristo y de la victoria sobre los principados del pecado y la muerte. La fe en Cristo derriba todos los temores y todas las dudas. La Pascua proclama la vida para toda la humanidad por la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Liberados y liberadas por la fe viviremos hoy y siempre. También nos recuerda que la salvación de Dios para la humanidad es gratis y que en ningún caso debe ser mercantilizada, tal como está escrito: “De gracia han recibido; den de gracia” (Mateo 10:8).

Al contemplar la resurrección de Cristo, que se quiten las piedras de la aflicción humana y de fragilidades como las enfermedades, la pobreza, el hambre, la apatridia, la falta de un techo y la crisis de personas refugiadas y desplazadas internas que nos impiden experimentar la plenitud de la vida. Que podamos adquirir la capacidad de enfrentar fuerzas y principados como el extremismo religioso violento, la corrupción, las drogas ilícitas y la trata de seres humanos, las crisis ecológicas, la violencia doméstica y de género, el abuso infantil, la discriminación racial y muchos otros impedimentos que se interponen en el camino de la verdadera libertad, la justicia, la paz, la igualdad de oportunidades y la dignidad humana para todas y todos. Que el mensaje de Cristo resucitado sea fuente de consuelo y esperanza para quienes se vieron obligados a huir de su tierra natal, así como para aquellas y aquellos perseguidos por su fe y su condición de minorías. Al igual que el ángel encomendó a las tres hermanas que llegaron vacilantes al sepulcro, “vayan de prisa y digan a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos”, que nosotros y nosotras también vayamos a contar la historia de vida en un mundo tan quebrantado y contribuyamos a sanar todas las divisiones. Oro para que nosotros y nosotras que hemos saboreado la misericordia de Cristo resucitado vivamos en victoria y con compasión hacia la humanidad. Amén.

Jesús que fue crucificado… ¡ha resucitado!

Arzobispo Dr. Musa Panti Filibus

Presidente de la FLM