"Dios nos anima a luchar contra el mal", reflexión para el Segundo Domingo de Adviento

Este domingo 8 de diciembre los cristianos y las cristianas celebran el Degundo Domingo de Adviento.

 

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El capítulo 35 de Isaías, versículos 1 al 10 son un contraste con las escenas del juicio del capítulo 34. Este poema prevee la Ley del retorno de Israel después de su deportación a Babilonia en el año 587 AC. Era la promesa que se cumpliría para los israelitas que vivían angustiados y angustiadas por la escazes de agua en su país. La provisión de agua en el desierto significa la bendición de Dios de abundancia y de vida. También les recordaría de la fidelidad de Dios con su pueblo, donde milagrosamente les daba agua para sobrevivir durante su paso por el desierto.

Pero surge la pregunta ahora en nuestros días, ¿Nuestro contexto latinoamericano se ha convertido en un desierto de injusticias que limita la vida humana?, la respuesta es ¡sí! ¡Es un desierto de deseperanzas, de pobreza y muerte! ¡Tanta gente angustiada pensando cuál será su mañana y la de los suyos, pues hay hambre de justicia! Ante tanta injusticia, discriminación, exclusión, impunidad y muerte, es entonces un contexto sombrío y de mucho sufrimiento.
Sin embargo, la buena noticia ha llegado a las y los que creemos que hay una esperanza, un momento nuevo y de transformación. Hoy en día también Dios cumple su promesa y continúa con nosotros y nosotras y seguirá a nuestro lado si confiamos en sus promesas. Pues hemos sido llamados como cristianos y cristianas a fortalecer a los débiles, a dar valor a los cansados y cansadas, a caminar juntos con ellos y ellas en la senda del diario vivir ante los poderes opresores que limitan nuestra sociedad, que nos excluye de vivir una vida digna y respetada.

Por esta razón, Dios nos inquieta para ser profetas en medio de las naciones, para animarnos a no tener miedo, luchar contra esos tentáculos del mal y sus poderes devastadores. Pues nos recuerda que debemos esperar siempre en Él y su justicia. Nunca nos dejará ni nos desamparará si tan solo seguimos juntos y juntas en este caminar, para lograr un mundo con mejores posibilidades de vida.

Dios es siempre fiel y justo y esa justicia resplandece para siempre. Él está con nosotros y nosotras para dar de comer al hambriento, para dar libertad a los presos, para devolver la vista a los ciegos, para levantar a los caídos. Pues ama a los honrados y honradas, protege a los migrantes, sostiene a los y las que quedan sin madre y padre como también a las viudas. Pero a la vez, hace que la maldad pierda su camino. En esa esperanza y fe, celebramos el segundo domingo de adviento y rogamos a Dios siga cubriéndonos con su divina gracia. Amen

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Pastora Suyapa Ordoñez
Iglesia Cristiana Luterana de Honduras (ICLH)  y Secretaria General del Consejo Directivo Nacional.