Comunidad Luterana celebra 110 años de testimonio en Brasil

La Comunidad Bom Pastor de Gonçalves Junior cumplió 110 años y lo celebró a través de un culto al aire libre. Foto: Odair Airton Braun

 

GINEBRA (LWI) Si bien la fecha oficial de aniversario es el 24 de abril, este domingo 18, la Comunidad Bom Pastor de Gonçalves Junior, Parroquia de Araucarias, de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB), celebró 110 años de su fundación. En esa ocasión también se celebraron los 40 años de fundación de la Parroquia de las Araucarias. La celebración fue dirigida por el pastor Jefferson Schmidt y el pastor sinodal del Sínodo de Paranapanema, que también se desempeña como vicepresidente primero de la IECLB, el pastor Odair Airton Braun. Durante la semana realizaron algunos videos, en los cuales las demás comunidades enviaron sus felicitaciones a través de pequeños mensajes distribuidos por las redes sociales.

Con todas las precauciones de distanciamiento social, uso de alcohol en gel y mascarillas, el servicio se celebró en un espacio abierto y ventilado al que asistió un gran número de miembros y dirigentes de la parroquia. La expresión de alegría y confianza de la gente, así como su expresión de gratitud, sobresalían de las máscaras. En medio de los desafíos de los tiempos de la pandemia, fue una celebración para alentar, motivar y dar la certeza de que la buena mano de Dios los ha guiado a través de 110 años de desafíos enfrentados y que seguirá abrazando a la comunidad con su bendición y el poder de su Espíritu Santo, que ha alentado en el pasado, alienta en el presente y seguramente seguirá alentando frente a los desafíos.

Sobre el futuro próximo, el pastor Jefferson Schmidt destacó que, si antes de la pandemia las personas ya mantenían cierta distancia con algunas actividades de la iglesia, el actual contexto lo agravó más aun. "Necesitamos realizar un buen trabajo de visitación, ir al encuentro de las personas, motivarlas a regresar y querer participar del contexto comunitario", a fin de que "puedan percibir lo importante que es". Por otra parte, declaró que la pandemia también vino a mostrar "lo difícil que es tener que permanecer en casa, sin poder encontrarse con personas, o ir donde uno quiere". Relató todavía que "muchas veces teníamos todo eso a disposición y no lo hacíamos, no íbamos a los cultos o encuentros promovido por la iglesia". Finalmente, se esperanzó en el sentido de que las personas puedan hacer esa reflexión para sus vidas y percibir lo importante que es poder participar de la iglesia, contribuir y servir, redescubriendo que "todo lo que tenemos viene de Dios y es don de Dios". La Comunidad se encuentra en un contexto rural, cerca de la ciudad de Iratí y está formada básicamente por agricultores, siendo que el 80 % de las familias son productoras de tabaco, lo que es una realidad bastante dura y difícil.

Es una comunidad bastante tradicional; sin embargo, realiza un buen trabajo con jóvenes, niños, enseñanza confirmatoria, estudios bíblicos, trabajos con mujeres y actualmente iniciando un trabajo con hombres. Todos los grupos se reúnen en dos cultos mensuales, donde se celebra la palabra del Dios de la vida. La Comunidad tiene un papel esencial en el contexto dónde se encuentra, siendo el templo uno de los primeros edificios del pequeño poblado, siendo que el mismo se fue formando alrededor de la iglesia y en torno a ella, lo que le da un lugar y una preponderancia social, pero también en la influencia en cuando poder ser herramienta transformadora de la vida de las personas.

Hoy entienden que el mayor desafío que tienen está relacionado a la sustentabilidad de la comunidad, por lo que buscan motivar a las personas a ofrendar, para así sostener entre todos y todas, el trabajo y la tarea pastoral, así como poder mantener el patrimonio histórico que ha sido confiado por Dios y en el que los antepasados trabajaron, haciendo su valioso aporte. En la comunidad, hasta el momento no hubo ningún caso grave de Covid, por lo que buscan animar a las personas, para tener gestos de gratitud, "en la esperanza de que Dios continúe bendiciendo la comunidad, para que pueda continuar testimoniando su fe en Cristo y con esa esperanza y fe, continuar escribiendo su linda historia, que ya tiene 110 años", por lo que "es un motivo de gratitud a Dios por todo esto, esperando que en breve la pandemia nos permita celebrar, dar testimonio y hacer la misión de Dios en este mundo", finalizó el pastor Jefferson Schmidt.

Red de Comunicaciones – LAC