“Cada persona cuenta en el reino de Dios”

Un niño observa el partido de futbol en un lugar de recreación para niños en el campo de refugio Gendrassa en Sudán del Sur. Foto: LWF/C. Kästner

“… si uno de ustedes tiene cien ovejas y se da cuenta que ha perdido una, ¿acaso no deja las otras noventa y nueve en la montaña y se va a buscar la oveja perdida?” Mateo 18:12

Mensaje de Año Nuevo para el 2016 del Secretario General de la FLM

Queridas hermanas y queridos hermanos en Cristo:

Cada una y cada uno cuenta. Esa fue la enseñanza que Jesús impartió a sus discípulos con la parábola de la oveja perdida. Bajo el reino de Dios, ninguna vida se debe ignorar, desatender, descartar ni dejarse atrás.  Quienes entienden lo que Dios desea para este mundo, saben que cada vida es única e irremplazable y más aún, que cada vida es necesaria y tiene un lugar en el mundo de Dios. La plenitud de la vida de muchas y muchos sería superficial y vacía si se disfrutara a costa incluso de la más pequeña que se hubiera perdido, dejado atrás, abandonado o excluido. Cada una y cada uno cuenta bajo el reino de Dios.

“No dejar a nadie atrás” fue el tema en el que trabajaron las organizaciones ecuménicas para pedir cuentas a los líderes políticos del mundo que negociarían un acuerdo sobre el cambio climático en la Conferencia de las Partes (COP 21), celebrada en París entre fines de noviembre y principios de diciembre 2015. Tema inspirado por la parábola de la oveja perdida y todo el ministerio de Jesús. En su ministerio de defensa y acompañamiento en París, iglesias de Jesucristo del mundo entero pusieron el énfasis en que cualquier nuevo paradigma que aplicara la lógica y las prácticas de la exclusión no sería viable porque dejaría atrás a las personas pobres.

 “No dejar a nadie atrás” sigue siendo el recordatorio de la FLM a los gobiernos y sociedades que cierran sus fronteras y construyen vallas de la noche a la mañana para impedir la entrada de migrantes en su territorio. ¿Qué es de aquellas y aquellos que quedan detrás de las vallas, fuera de las murallas y las fortificaciones de protección? ¿Ya se decidió que se les puede dejar atrás? ¿Puede haber una vida que merezca la pena llamarse vida para las otras y los otros noventa y nueve si no hay vida para uno solo o una sola?

Muchas dificultades que la familia humana y determinadas sociedades de esa familia enfrentaron el año pasado reflejan una crítica lucha sobre el valor de la unión o la solidaridad. Vivimos en una época en que se toman decisiones cruciales acerca de las relaciones entre países y comunidades. Estamos al borde de un precipicio, ¿prevalecerá la solidaridad o la competencia despiadada?

“No está(n) en venta” sigue siendo uno de los estribillos –y subtemas– importantes que guían nuestro camino hacia el V Centenario de la Reforma en 2017. En ese estribillo hay una afirmación profética, un recordatorio de que no todo ha de regirse por las reglas del mercado ni estar sujeto a concurso y competencia, pagos y transacciones. “No está(n) en venta” es también un recordatorio profético de que debe haber espacios donde la gracia y la generosidad tengan la precedencia. Sin solidaridad, la vida se vuelve miserable.

Por lo tanto, en momentos en que entramos en este nuevo año 2016, invito a las iglesias miembro de la FLM a:

  • Ser firmes y audaces en la proclamación de la gracia como un don de Dios; dicha proclamación es en sí un bien increíble en un mundo que de lo contrario sucumbiría a la dinámica de la competencia despiadada.
  • Continuar siendo siervas apasionadas de aquellas y aquellos a quienes se deja atrás, y por lo tanto, sostener y promover sus ministerios diaconales entre las personas pobres y vulnerables.
  • Seguir inspirándose en la visión del Reino de Dios, considerando siempre a la vida y al prójimo desde una perspectiva de inclusión y nunca de exclusión.
  • Continuar avanzando juntas con iglesias hermanas de nuestra comunión luterana, acompañándose mutuamente en un espíritu de solidaridad. Qué esas relaciones de mutualidad y solidaridad las nutran para que den un testimonio más audaz e intensifiquen el servicio, sosteniendo así con palabras y obras lo que hemos aprendido de aquel al que seguimos: ¡No dejar a nadie atrás!

Atentamente,

Rev. Dr. Martin Junge

Secretario General

Federación Luterana Mundial

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