Arzobispo Católico Salvadoreño Romero: Amigo y un gran ecumenista

Obispo Medardo Gómez, a la derecha, observa al teólogo Pablo Richard saludando a la Revda. Vilma Rodríguez de la Iglesia Luterana Salvadoreña quienes participaron en la ceremonia de beatificación del asesinado Arzobispo Oscar Romero. Foto: R. Menjívar

Obispo Luterano Gómez reflexiona sobre la influencia de Romero en la iglesia a nivel mundial

SAN SALVADOR, El Salvador /GINEBRA, 27 de Mayo de 2015 (LWI) - El Obispo Luterano Salvadoreño Medardo E. Gómez fue uno de los líderes de la iglesia que testimonió la beatificación del Arzobispo Católico Oscar Arnulfo Romero, en una ceremonia a la que asistieron decenas de miles de personas en la capital San Salvador el 23 de mayo de 2015. En una entrevista con el Informativo Luterano Mundial, Gómez explicó la importancia el reconocimiento mundial de la Iglesia Católica a Romero. El obispo que fue asesinado en Marzo de 1980 es considerado mártir de la fe cristiana por su defensa abierta por los pobres y marginados durante la guerra civil de El Salvador entre 1979-1992.

¿Cuál fue su reacción a la invitación para asistir a la ceremonia de beatificación del Arzobispo Oscar Romero, el 23 de Mayo?

Me había preocupado cuando escuché las primeras informaciones por medio del Obispo Auxiliar que no habría invitados especiales porque sería una misa del pueblo. Pensé que no se irían a dar un testimonio ecuménico. Sin embargo, mi idea era la oportunidad de dar un testimonio ecuménico, solicitando que se reciban 20 personas de otras iglesias Luteranas y organizaciones ecuménicas en América Latina. Esto fue aceptado.

Fue un gran evento con participación de muchos sacerdotes, Obispos y delegaciones nacionales y ecuménicas. Esto me alegra mucho porque es muy digno que se celebre así. La Iglesia Católico Romana tiene una gran oportunidad de fortalecer sus relaciones. Por otro lado, este evento mostró que sectores que fueron contrarios a Monseñor Romero han cambiado. El Alcalde de Santa Tecla ha anunciado que va a levantar un busto a Romero. Esta es una señal de cambio y del reconocimiento del ministerio de Romero.

Por mi parte, he dado declaraciones indicando que respetamos y admiramos a Monseñor Romero. Su beatificación es motivo de orgullo para los salvadoreños. He dado a conocer nuestra comprensión luterana que todos y todas somos santos y santas al recibir el Espíritu Santo en el bautismo y el perdón de Dios. Así que la grandeza de Romero no es por sus acciones sino por la acción de Dios que lo hizo de Romero un profeta. Este es un llamado de Dios al que Romero dijo: “aquí estoy Señor”.


¿Cuál fue el significado de la presencia de representantes de las iglesias Luteranas de América Latina en la ceremonia de beatificación?

El ecumenismo es uno de los temas, que más que ser dicho, tiene que ser practicado. Para mí es importante el participar en acciones como la beatificación de Romero como testimonio de esa práctica. Eso demuestra al mundo y a las iglesias hermanas la promoción y el fortalecimiento del hecho de que somos hermanos y hermanas. Consideré un deber el participar en representación de otras iglesias y expresando comunión con otras religiones. Desde que la beatificación fue anunciada, he participado en muchos eventos anteriores a la ceremonia el 23 de Mayo.


¿Cómo la Iglesia Luterana Salvadoreña y usted, como líder, han desarrollado al identificarse con la causa que Romero representaba y por lo cual fue asesinado?

Este momento me emociona porque Romero fue también mi pastor cuando yo era niño y era preparado en el catecismo para la confirmación, cuando Romero se desempeñó como pastor en la Catedral de San Miguel. Recuerdo bien, sin saber en aquel entonces de su grandeza, a un hombre alegre y comunicativo. Cuando niños nos invitaba a memorizar un versículo bíblico para la clase, era amigo. Cuando estuve en el colegio, Romero fie capellán y tengo una experiencia que me sirve para hablar de su conversión. Cuando surgían las iglesias evangélicas, los estudiantes evangélicos en la clase de Romero preguntaban en la clase de Biblia. No le gustó y puso su renuncia debido a la presencia de los evangélicos.

Romero era conservador sin dejar de ser carismático y, en su propia manera, atraer a la gente a la fe. El camino  de llegar al puesto de Obispo, junto con la gente, lo transformó llegando a abrazar una pastoral de liberación y ecuménica.

Cuando lo asesinaron, ya habíamos tenido encuentros ecuménicos (por ejemplo, en la Iglesia Bautista para la oración de la unidad Cristiana) donde Romero participó. Las iglesias ya caminaban juntas. Su muerte nos impactó tanto, especialmente a mí. La Iglesia Luterana Salvadoreña era todavía pequeña. Se iniciaba la guerra y habíamos suspendido nuestras reuniones. Con su muerte, muchos decidimos tomar la carga de Romero – la Iglesia Episcopal, la Iglesia Bautista Emanuel y otros. En ese momento, yo tenía unos 33 años de edad.


En enero de 2012, en el 20 aniversario del acuerdo de paz de 1992, usted escribió una carta abierta al presidente Mauricio Funes llamando a un nuevo acuerdo para traer al país a la senda de la paz y la justicia social. ¿Qué progreso se ha hecho?


En la vida he aprendido que es más fácil construir que reconstrucción en hechos de paz. Al nuevo gobierno de El Salvador le ha tocado reconstruir la paz en medio del dominio del poder tradicional. Le ha costado al gobierno pero hay cambio. El Presidente Funes tiene un enfoque diferente, más democrático, con mayor cumplimiento de los sueños de la gente de respeto y la paz. Se enfoca en la planificación para construir sistemas  y favorecer a los pobres. El gobierno tiene servicios sociales como los estudios gratuitos que van hasta el bachillerato (uniformes, comida, etc.), el servicio a los ancianos, la salud, etc. No obstante, la reconstrucción cuesta pero considero que se está cumpliendo el sueño de la paz.


¿Cómo el lema del aniversario de la Reforma el año 2017 "Libres por la Gracia de Dios" habla a la Iglesia Luterana Salvadoreña desde las perspectivas sociales y ecuménicas?


El nuevo alcalde de San Salvador me recibirá en Junio para dialogar sobre el pedido de nuestra iglesia de tener un espacio (una placita evangélica) para levanta un busto de Martín Lutero. Tengo la seguridad que otras iglesias ecuménicas también se alegrarán de participar de esta iniciativa por su vínculo a los 500 años de la Reforma. El propósito de nuestra iglesia es visibilizar la Reforma no sólo desde la perspectiva luterana, sino también ecuménica. Estamos dando a conocer, mediante nuestro trabajo pastoral, compartiendo los elementos históricos y sociales de la Reforma especialmente desde el programa de familia.


¿Luteranos y Católicos conmemorarán juntos y juntas el 500 aniversario de la Reforma  en 2017, y cómo?


Vamos a tener una reunión con el Arzobispo José Luis Escobar Alas, y ojalá con la Conferencia de los Obispos, para platicar respecto a cómo conmemorar esta jornada. El documento Luterano-Católico “Del conflicto a la Comunión” será de mucha importancia para la propuesta de un estudio conjunto. Lo importante es que ambas iglesias pueden verse unos a otros como hermanos y hermanas en el diálogo. Por otro lado, nuestra Pastora Cecilia Alfaro – Coordinadora Nacional del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) ha logrado poner el tema en la agenda. El diálogo ecuménico es el espacio para el diálogo con la Iglesia Católica