Abordar el legado del miedo en Surinam

Rev. Marjory Slagtand de Surinam dice que la iglesia debe trabajar para superar la cultura de miedo e intimidación que es un legado del golpe militar de los años 1980s. Foto: LWF/S. Gallay

El rol como constructoras/es de paz y defensoras/es de la justicia es clave, dice líder Luterana

(LWI) – Cuando la Revda. Marjory Slagtand crecía en Surinam, no tenía ambiciones de llegar a ser una pastora sino el escoger para estudiar ciencias sociales en la universidad.

Sin embargo, los eventos políticos fueron los que frustraron su ambición. “En 1980, hubo un golpe militar en Surinam el que tuvo un gran impacto en mi vida y mi fe” indica Slagtand. “Cuando estuve en la universidad, el régimen militar mató a 15 miembros prominentes de la sociedad y uno de ellos fue un profesor que me enseño sicología”.

Después que la universidad fuera cerrada, Slagtand, quien es una de cuatro hijas/os criadas/os por una madre soltera, inició el curso de teología en el Seminario Teológico Moravo en 1982 y ganó una beca para estudiar el Seminario Teológico Luterano en Ámsterdam en 1985.

Cinco años después, llegó a ser la segunda pastora mujer en ambas, la Iglesia Evangélica Luterana en Surinam (ELKS) y en la pequeña nación Sudamericana, siguiendo los pasos de la pionera Lucretia van Ommeren.

La Presidenta de la Junta de la Iglesia de la ELKS estuvo recientemente en Ginebra para la inducción de líderes y lideresas recientemente elegidos/as.

Slagtand es la primera mujer en ocupar el cargo de Presidenta en la Junta de la Iglesia de la ELKS. También trabajó en el hospital siquiátrico del país proveyendo cuidado pastoral al personal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Uno de los primeros desafíos que enfrentó como líder recientemente electa fue “el cómo hacer clara la estructura de la ELKS de 4500 miembros” después una división en la iglesia.

“Tengo un buen equipo detrás de mí” dice Slagtand de 52 años y madre de dos hijas. “Así que trabajamos en la constitución, en la estabilidad y la estructura y ahora estamos en la etapa donde podemos dar más pasos pequeños”.

Otros desafíos que la iglesia enfrenta incluye el cómo conectarse entre unos/as y otros/as en un contexto multirreligioso y multicultural, cómo abordar cuestiones de justicia social, y cómo responder como constructoras/es de paz a la cultura del miedo y la intimidación que es un legado del golpe militar en la época de 1980, indica.

En Mayo, Dési Bouterse, el ex dictador militar de Surinam, fue electo como presidente en segundo periodo. Él lideró el golpe militar en 1980 y gobernó hasta 1987 y nuevamente, siguiendo otro golpe, de 1990 a 1991. Bouterse fue acusado en 1982 de estar envuelto en la muerte de 15 personas opositoras al gobierno, un hecho que él niega. Una ley de amnistía se aprobó en 2012 dándole inmunidad.

Anteriormente conocida como Guyana Holandesa, Surinam es una de los países más diversos éticamente en América del Sur con descendientes de trabajadores contratados de India que es el grupo étnico más grande seguido por criollos, javaneses y cimarrones.

El propio pasado de Slagtand refleja la diversidad de su país. Su abuela y abuelo del lado de su madre fueron Musulmanes de Indonesia quienes se convirtieron al Cristianismo en Surinam.

“Como niña he tenido la influencia de otras religiones.  Estaba acostumbrada a estar entre otras religiones y con apertura para los demás” indica. “La iglesia Luterana y su teología es también abierta mediante la gracia”.

Las iglesias en Surinam necesitan apoyo a fin de abordar cuestiones como la propiedad y los derechos de la tierra de personas viviendo en el interior como resultado de la industria minera del oro, el VIH y Sida, la violencia contra la mujer, la pobreza indica Slagtand.

La ELKS es la iglesia anfitriona de la pre-asamblea de las Iglesias miembro de la FLM de América Latina y el Caribe  en 2016, la primera vez  que lo ha hecho.

(La corresponsal del LWI Moyette Marrett entrevistó a la Revda. Marjory Slagtand durante su reciente visita a Ginebra)